19 Sep 2021

La humildad nos hace lograr el Reino de Dios

“Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: ‘El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos” (Mc 9, 35).

Jesús esta anunciando para Sus discípulos, después de atravesar la Galilea, su secreto más profundo, el secreto del significado de su mesianismo o de su vida de Mesias como Cristo. Porque, mismo si Pedro y ellos tuviesen confesado (especialmente Pedro) que Jesús era el Cristo, el Mesias, ellos no sabían el significado profundo de lo que es ser el Mesias, y Jesús dijo: “Voy ser entregue en las manos de los hombres, y ellos me mataran. Pero, después de tres días yo resucitaré”. Los discípulos no comprendieron nada y tenían miedo de preguntar. No comprendía porque nadie quiere comprender el sufrimiento, pero no es el sufrimiento por el sufrimiento, Jesús no esta anunciando que Él simplemente va sufrir, Él esta diciendo que va vencer la muerte y el sufrimiento porque esta proclamando Su resurección. Solo queremos llegar en la gloria, pero no queremos saber de la cruz; queremos saber del resultado, pero no queremos saber de la prueba.

El Reino de Dios es para quien tiene desventajas en este mundo, pero es muy ventajoso y agraciado a los ojos de Dios

Ningún pasillo llega en el final para ser reconocido y respirar fondo, vencer la prueba sin haber pasado por ella, sin haber corrido y sin tener, muchas veces, sudado. Nadie pasa en esta vida sin pasar por la prueba del sufrimiento, del dolor y de la muerte. Jesús esta anunciando lo que va ocurrir con Él, pero los discípulos no están interesados o no están maduros (mejor hablando) para comprender el significado de la vida y de la vida de Jesús, el Hijo del Hombre, Ellos están discutiendo entre ellos quien va ser el mayor, quien es el más importante. Jesús, viendo la falta de madurez de ellos, los tranquiliza y habla: “Entre vosotros no puede ser así. Quien quiere ser el primero, sea el servidor de todos, sea aquel que sirve a todos, sea aquel que se pone abajo de todos”.

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El Reino que Él vino anunciar no fue el reino de los grandes, de los más importantes, de aquellos que quieren ser servidos y agraciados como los mejores. Agraciado es quien sirve, es quien es humilde, es quien se pone en el ultimo lugar, es quien lava los pies de sus hermanos, es quien sabe servir y no quiere ser servido, es quien sabe buscar el ultimo lugar y esta entre los más humildes, los más pobres y sufridores. Agraciado es quien tiene el corazón de un niño.

El niño no tenía importancia y significado ninguno, es por eso que Jesús coge un niño, y pone en sus brazos y abrazando habla: “Quien acoger en mi nombre uno de estos niños, es a mí que esta acogiendo”.

Para acogernos el Reino de Dios, acojamos nuestros niños, amemos nuestros niños y acogemos con amor, ternura y afecto. Aprendemos con ellas que el Reino de Dios es de los pequeños, de los humildes y de los puros y no de quien quiere ser grande, quien quiere llevar ventaja sobre los demás, quien quiere contar siempre ventajas. El Reino de Dios es para quien tiene desventajas en este mundo, pero es más ventajoso y agraciado a los ojos de Dios.

¡Dios te bendiga!

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