12 Nov 2019

Es nuestra obligación hacer el bien

“Así también ustedes: cuando hayan hecho todo lo que le mandaron, digan: “Somos siervos inútiles, hicimos lo que debíamos” (Lucas 17,10).

Nuestras obligaciones, deberes y responsabilidades, no deben ser motivo de mérito, reconocimiento y aplausos para que alguien nos diga: “Gracias por haber hecho lo que deberías haber hecho”.

Debe suceder lo contrario, necesitamos ser corregidos y alertados, nos deben llamar la atención cuando no cumplimos con nuestras obligaciones. Yo no tengo por qué ser aplaudido o agradecido cuando cumplo con mi obligación de sacerdote. No te deben agradecer ni exaltar porque cumples con tu deber de padre, tus tareas de madre. No debes ganar un trofeo porque todos los días vas a trabajar. Es nuestra obligación cumplir con nuestras responsabilidades.

Vivimos en una sociedad donde la exaltación del ego, donde todo lo que merece trofeos y premios es lo más importante, cuando, en realidad, lo más importante es cumplir con nuestras responsabilidades y obligaciones sin esperar nada a cambio. Somos apenas servidores de aquello que debemos hacer.

Hacer el bien es nuestro deber y nuestra obligación, ser un buen cristiano es nuestro deber y nuestra obligación

El servidor público debe esmerarse por servir al pueblo porque es su obligación. Nos alegramos tanto cuando un servidor público nos sirve bien, pero es su obligación y la de todos los otros servir bien. Es nuestra obligación, en la tarea, en el trabajo, en la misión que realizamos en este mundo, hacer bien nuestro trabajo.

Es verdad que quedamos satisfechos y agradecidos cuando, en cualquier lugar, encontramos personas que nos atiende de forma educada y gentil, pero la educación y gentileza no es algo para que sea simplemente una obligación de vida, de modo que tenga que ser exaltado o alabado.

Las personas se vuelven tan intolerantes, estamos volviéndonos tan rudos unos con otros que, cuando alguien se presenta de modo más educada, nos sorprendemos. Por eso, no esperes ser alabado, exaltado y agradecido para, entonces, hacer el bien.

Hacer el bien es nuestro deber y nuestra obligación, ser un buen cristiano es nuestro deber y nuestra obligación. No podeos esperar a ser canonizados, recibir aplausos o méritos porque cumplimos con nuestro papel de cristiano. Debemos pedir a Dios que nos corrija, que nos alerte cuando no estamos cumpliendo con nuestras responsabilidades.

Que Dios nos de la gracia de hacer lo que tenemos que hacer día a día, cumpliendo con nuestras tareas, obligaciones y responsabilidades sin esperar nada a cambio.

Que el bien sea realizado porque necesita siempre ser realizado, porque es nuestro deber hacer el bien.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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