21 Sep 2020

Dios transforma quien se abre para Su gracia

“Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mt 9,13)

Mateo, el evangelista que celebramos en el día de hoy, estaba sentado en la colectora de impuestos, Jesús miro para él y dijo: “Sígueme”. Muchos religiosos de Su época contestaran porque Mateo era un pecador publico, era un cobrador de impuestos, un hombre injusto y maldoso, era mal visto. Pero Dios no ve las apariencias, Él ve el corazón. Aún que el corazón este manchado y marcado por ellos pecados, Él viene para libertar, justamente, nuestro corazón de todo y cualquier pecado.

Por eso, Dios llama para sí, los pecadores, todos aquellos que están a la orilla del camino de la vida, todos aquellos que están marcados por la tragedia del pecado, para decir que hay salvación y liberación.

Existe una expresión que se expresa mal en nuestro medio que, muchas veces, asimilamos; escuche decir: “Árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza”. ¡Y no es verdad” Ocurre sí de un tronco que esta tuerto incluso se entortar más, y no hay como, pero eso es en la naturaleza física. Porque Aquel que creo la naturaleza física es Señor de todas las cosas, es Señor de nuestra naturaleza humana y Él puede transformar la naturaleza humana más torcida, más desviada, desde que se abra a Su gracia, desde que permita que Su gracia entre en nuestra naturaleza y la cambie. Porque, si fuimos mirar, de esta forma, perdemos la esperanza incluso en nosotros.

Toda y cualquier persona que se abre para la gracia de Dios es transformada por ella

No es verdad, podemos tener seguridad de que el corazón más duro, el pecado que parece más complicado, el vicio que más esclaviza, el poder de Dios transforma.

Hombres y mujeres, a lo largo de la historia, fueran transformados por el poder de Jesús, fueran trasformados porque hicieran de Él el Señor de su vida.

Jesús tuvo misericordia de mí y Su gracia me encamino y me transforma a cada día. Por eso, no desacredito de ninguna forma, ningún pecador, ninguna criatura humana. ¡Para todo ser humano es posible!

Cuando Jesús mira para Mateo, y quita aquel hombre de la colectora de impuestos para seguirlo y convertir su discípulo, él se convierte apóstol, evangelista, hombre del Evangelio, se convierte un hombre transformado por la gracia.

No podemos ceder al pensamiento mundano insistiendo que para las personas no es posible. Yo y tu si es posible, y también toda y cualquier persona que se abre para la gracia de Dios. La gracia de Dios transforma. Por eso, creemos y busquemos nuestra transformación y la del mundo.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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