“Jesús les propuso otra parábola: «Aquí tienen una figura del Rei no de los Cielos. Un hombre sembró buena semilla en su campo” (Mt 13, 24).
Sabemos que Dios es aquel que sembró el mundo, sembró el buen trigo en el mundo. ¡Mira la belleza, la gracia que el mundo es! Quien tiene buenos ojos puede contemplar la riqueza, la belleza, la gracia y la bendición que es el mundo creado por Dios.
Somos el ejemplo de aquello que es la riqueza de la gracia de Dios en nuestro medio. Fuimos sembrados trigo, y un buen trigo, un trigo que vino de las manos del Señor, pero aquel que se opone a Dios se convirtió enemigo del Reino, mientras Dios reposaba y contemplaba, él fue en su perspicacia maldita sembrar el joyo.
A veces, alguien pregunta por que tiene tanto mal en el mundo, por que Dios permitio el mal. Él no permitio, Él no quiere que el mal esté en el mundo. El problema es como separar el mal del bien, porque, si la mirada para cada uno de nosotros, vamos ver que, si Dios purificar y quitar todo el mal, sabemos que va sobrevivir poca cosam porque nosotros mismos estamos mezclados.
El maligno actua sembrando el joyo, pero el Reino de Dios tiene fuerzas para transformar todo el joyo en trigo
Dentro de nosotros, existe el lado bueno, existe los buenos pensamientos, las buenas intenciones, existe mucha buena voluntad y santidad, pero, hay joyo también en nosotros. ¡Hay joyo en nuestros pensamientos; y cuantos pensamientos malos tenemos, cuantos sentimientos negativos nosotros llevamos con nosotros!
¿Cómo vamos instruir nuestra casa, nuestra familia? Porque una familia, por si solos, ya es buena, por si solo la familia es el lugar donde el trigo más florece. En nuestra casa, hay mucho joyo presente; entonces, para no correr el riesgo de intentar quitar el joyo y matar también el trigo, es que la misericordia de Dios y Su gracia no destruyen el joyo de este mundo, aún porque, en el Reino de Dios, la gracia es capaz de transformar el hoyo en trigo.
Yo soy testimonio, puedo decir que ya vi la gracia de Dios transformar muchas cosas negativas en mí en frutos del Reino. Soy testimonio de personas que eran, pero como sin manera y perdidas, y la gracia de Dios transformo lo que era considerado como joyo en un buen trigo de salvación.
¡En la propia historia de salvación, muchos Pablo, Franciscos, cuantos hombres y mujeres vivían en caminos tortuosos, pero fueron logrados por la gracia de Dios! Por eso, no es tiempo de juzgar, de condenar, no es tiempo de tirar para fuera el joyo, es tiempo de convertirlo, es tiempo de murar para él y ver que, mismo lo que en nosotros reconocemos como negativo Dios puede transformar.
A veces, nuestro propio temperamento esta lleno de joyo, un temperamento irascible, duro y grueso. La gracia de Dios transforma el joyo que hay en nosotros en un buen trigo de salvación, por eso es tiempo de paciencia, misericordia y acción.
El maligno actúa sembrando el joyo, pero el Reino de Dios tiene fuerza para transformar todo el joyo e trigo.
¡Dios te bendiga!
