17 Jan 2020

Dios nos da libertad de elegir

“Todos los ancianos de Israel se congregaron en la casa de Samuel en Ramá. Le dijeron: «Te has vuelto viejo y tus hijos no siguen tus pasos, ya es tiempo de que nos des un rey para que nos gobierne como se hace en todas las naciones. Disgustó a Samuel que dijeran: ¡Danos un rey para que nos gobierne! Samuel se dirigió entonces a Yavé. Pero Yavé dijo a Samuel: Atiende a todo lo que te dice este pueblo, porque no es a ti a quien rechazan sino a mí. Ya no quieren que reine sobre ellos” (1Sm 8, 4-7)

Samuel, ya quedando viejo, mayor de edad, tus hijos no seguían todos los pasos de él, por eso los ancianos preocupados fueron hacer un pedido para Samuel, y este pedido fue determinante para toda historia de Israel.

El pueblo, los ancianos, fueron pedir: “Nosotros queremos tener un rey, un rey que reine, de hecho, sobre nosotros, que ejercer autoridad sobre nosotros, porque todos los pueblos tiene un rey, pero nosotros no tenemos, y queremos ser como todos los otros pueblos”.

Es necesario decir que el pueblo de Israel no era un pueblo mejor que los demás pueblos, pero era diferente, porque, ya que todos los pueblos habían un rey, quien reinaba sobre Israel era el propio Señor. Los jueces, los profetas, aquellos que estaban delante del pueblo, eran intermediarios de la gracia de Dios que actuaba aquel pueblo. Sin embargo, a partir de sus ancianos, Israel no quería más gobernado por Dios, ellos querían tener un rey como todos los demás pueblos. Fue así, entonces, que Samuel fue presentando todo triste en la presencia de Dios, diciendo que aquel pueblo estaba rechazando; es a mí. Y ya que ese pueblo quiere un rey como todos los otros pueblos, deja que ese pueblo tenga un rey como ellos quieren en el corazón de ellos, con todas las consecuencias que vendrán a partir de eso”.

Dios nos da libertad de elegir lo que queremos ser

Dejame decir: Dios nos da libertad de elegir lo que queremos ser. Todos nosotros tenemos ese anhelo de emancipación; y, muchas veces, el anhelo de sernos iguales a todos. Si todo el mundo hace, ¿por que yo no puedo hacer? Si esta todo el mundo pecando, ¿por que yo también no puedo pecar?

Sin embargo, lo que creemos ser injusta, en realidad, es la gran injusticia que nosotros cometemos con nosotros mismo, porque Dios nos eligió, Él nos separo para cuidar de nosotros, para enseñarnos el camino de la vida, de la salvación, de la liberación. Existe, además, un mundo que nos atrae, que nos tira, y existe un mundo que nos tira también, de forma que nosotros nos cansamos de ser diferentes.

Yo vuelvo a decir que quien quiere ser de Dios no quiere ser mejor que nadie, pero necesita ser diferente, porque, mientras estamos en el mundo, el mundo nos gobierna, con tus tendencias, con tus fuerzas, con tus atractivos para que seamos iguales a todos. Pero cuando permanecemos en Dios, es a Él que obedecemos, es es espíritu de rebeldía que toma cuenta de muchos de nosotros, de nuestros hijos, de nuestras familias, ¿por que si esta todo el mundo haciendo, porque nosotros no podemos hacer? Y la respuesta es muy simples: porque nosotros pertenecemos a Dios, porque nosotros somos el pueblo de Dios.

Nosotros necesitamos ser gobernados por el Señor. Israel sufrió y pago un precio muy caro cuando hizo la opción de no dejar de ser del Señor, pero ser igual a otros pueblos. Que nosotros no queremos ser iguales a los demás, pero ser del Señor y ser el pueblo de Él.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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