06 Sep 2021

Dios sana la sequedad de nuestro corazón

“Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: “Levántate y quédate de pie delante de todos”. el se levantó y permaneció de pie” (Lc 6, 8).

Jesús esta nuevamente en la sinagoga y comenzó a enseñar la Palabra de Dios. Pero que interesante: quien enseña debe practicar lo que enseña evangelico no es una enseñanza solo teórica, pero es una enseñanza de vida, es una escuela de vida, onde la propia vida es la principal enseñanza. Por eso, aquello que Jesús habla, Él también practica.

Eso diferencia de los fariseos, de los maestros de la Ley que eran hombres que conocían la Ley, especialmente los doctores de la Ley, pero, en el momento de la practica, no era lo que se observaba. Ellos estaban observando para ver si Jesús iba sanar en el día de sábado. Y Jesús – sin recelo alguno, conociendo los pensamientos oscuros y maldosos de corazón de ellos – simplemente vio que allí estaban un hombre de mano seca. Tu sabes que el hombre acometido por ese mal, vivía apartado porque no se sabía lo que, de hecho, lo llevaba a tener la mano derecha de aquella forma.

Lo de hecho es que aquella mano resecada lo mantuvo lejos de los otros, él no era un persona normal, desgraciadamente, la sociedad de ayer, de hoy – espero que de mañana sea menos – es siempre movida por conceptos equivocados, y todos los conceptos equivocados engendran preconceptos.

Aquel hombre estaba apartado; y, por eso, Jesús llamo y dijo: “Vine para el medio”. Ellos se levanto, quedo en el medio y Jesús lo toco, lo curo; y su mano quedo restablecida y curada.

Es verdad que los fariseos quedaran con mucha rabia. ¿Y por que quedaran con mucha rabia? Porque Jesús hizo el bien, porque Él realizo el bien, porque Él dio amor, atención y cuidado para aquel que nadie cuidaba.

Cuidado para que nuestra religión no se convierte una religión farisaica, de leyes, preceptos, charlas, y no una religión de la vida, donde nosotros traemos para el medio, para el centro de nuestro corazón, de nuestras preocupaciones los que están sufriendo las opresiones de la vida, los que están marginalizados, están descartados muchas veces.

Cuidado porque nosotros vivimos una religión donde el centro es siempre nuestras cosas, es una religión egocéntrica, donde estamos siempre centrados en nosotros, en nuestras cosas, en nuestra vida y no damos cuenta de quien esta sufriendo, quien esta marginalizado, quien no esta siendo amado, quien no esta siendo cuidado, quien esta siendo descartado y no esta siendo recordado por nuestro amor y por nuestra misericordia.

Tan importante cuanto curar la mano seca de aquel hombre, es curar la sequedad de nuestro corazón, es curar ese corazón que, muchas veces, se rellena de las cosas que satisfacen el ego y no es curado para amar y cuidar de quien necesita de nuestro amor y de nuestro cuidado.

¡Dio te bendiga!

Pai das Misericórdias

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