04 Jan 2021

Dejemos nuestro corazón convertirse a cada día

“Desde entonces Jesús empezó a proclamar este mensaje: Renuncien a su mal camino, porque el Reino de los Cielos está ahora cerca” (Mt 4, 17).

Si hay una palabra que no puede salir de nuestro corazón es: conversión. Todos nosotros necesitamos convertirnos a cada día de nuestra vida a Jesús, porque, el día que tu desiste de convertirse, tu empiezas caminar para tras, creemos que el problema es el mundo, las cosas, pero es el corazón humano que no esta convertido para la gracia de Dios.

Cuando rezamos por la conversión de los pecadores, creo que imaginamos los grandes pecadores, las personas que están lejos de la Iglesia, imaginamos aquellos que están cometiendo delitos y asesinato. Por supuesto, como necesitan convertirse; como es necesario convertirse cada uno que realiza el mal en la vida, convertirse para el bien, para la practica del bien. Aquí se trata de una conversión más profunda, por supuesto que el primero paso de la conversión es dejar de hacer el mal para hacer el bien.

Si tu aún haces alguna cosa mala en tu vida, es necesario que la conversión llegue con fuerza en tu puerta. No podemos, en la etapa en que estamos en la vida, permitir que algún mal aún este moviendo nuestros pasos y nuestras actitudes; hacer mal para los demás, desear el mal a los demás.

Todos nosotros necesitamos convertirnos a cada día de nuestra vida a Jesús

Es necesario convertirse para salir del mal, para que el mal no vive en nosotros, pero la conversión es aún más profunda, es necesario convertirse para Jesús. Es necesario tener los sentimientos de Jesús, los pensamientos de Él, es necesario que Él sea una realidad viva en nuestra vida porque Jesús predicaba el Evangelio del Reino, porque Jesús estaba impregnado del Espíritu y el Espíritu guiaba a Él.

Convertirse para Jesús es necesario estar impregnado de Jesús, es necesario que el Espíritu de Jesús este en nosotros para que nuestras palabras, para que nuestros actos, actitudes y gestos revelen que Dios vive en nosotros.

No basta hablar en nombre de Jesús, no basta proclamar el nombre de Jesús, no basta clamar al nombre de Él. Es necesario predicar, anunciar, clamar, pero es necesario, en primer lugar, convertirse al Reino de los Cielos. Es una cuestión de cambiar la mentalidad, nuestra forma muchas veces mundana y humana de seguir la vida, la realidad y las cosas.

Estamos hace mucho tiempo en el camino del Señor, pero no dejamos el corazón convertirse. Que sea meta de nuestra vida en el nuevo año que comienza, permitir que Jesús nos convierta a cada día.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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