22 Mar 2019

Cuidemos de la viña del Señor

Somos de las viñas, y tenemos que cuidar de la viña del Señor, que es la Tierra

“Por último envió a su hijo, pensando: ?A mi hijo lo respetarán?. Pero los trabajadores, al ver al hijo, se dijeron: ?Ese es el heredero. Lo matamos y así nos quedamos con su herencia?. Lo tomaron, pues, lo echaron fuera de la viña y lo mataron” (Mt 21,37-39).

La parábola que Jesús cuenta, hoy, es de un cierto propietario que planto una viña y dio el cuidado a los de la viña. Él pidió que los vinatero tomen cuenta de su viña, pero él después vendría para ver el resultado. De hecho, el propietario mandó representantes, y los vinateros rechazaron los enviados del propietario, envío otros y también fueron rechazados, hasta los muertos y despreciados.

Por supuesto que el propietario dijo: “ahora, tengo que mandar mi proprio hijo. Mi propio hijo ellos van respetar. Es mi sangre. Soy yo mismo”. Envió el propio hijo y con él fue peor, ellos dijeran: “Es el heredero.. Vamos, entonces, matarlo para que la propriedad sea nuestra”. Y mataran el heredero.

Mirando aquellos a quien fue confiado el cuidado, somos los vinateros, y tenemos de cuidar de la viña del Señor, que es la Tierra. Necesitamos cuidar de lo que es de Dios, pero para Él. Queremos cuidar de lo que es de Dios como si fuera nuestro, nos apropiamos, tomamos cuenta, y nuestro instinto egoísta y orgulloso nos lleva, muchas veces, a tomar aquello solo para nosotros.

No cuidamos bien de lo que es de Dios, porque somos egoístas en la visión de que tenemos y rechazamos, muchas veces, la corrección, la prestación de cuentas que tenemos que dar a Dios sobre nuestra propria vida. Pero lo que es peor: ellos rechazaron el Hijo de Dios, que es Jesús. Todas las veces que somos indiferentes a Él, todas las veces que no acogemos, todas las veces que no amamos a Él en las formas y manera que Él se manifiesta en nuestra vida, estamos rechazando el propio Señor de la viña, estamos rechazando el Dios creador de todas las cosas.

En este tiempo de la gracia, somos invitados a reflexionar como estamos acogiendo Jesús en nuestra vida. Él vino para que nosotros podamos prestar cuentas de la vida, del mundo, de la familia y de todo aquello que Dios nos confio, porque todo es del Padre, todo es de Dios.

No podemos, simplemente, apoderarnos de lo que es de Dios y no hacer de la vida y del mundo lo que queremos.

Examinar nuestra consciencia es de ponernos en una actitud de rectitud, de reflexión delante de los actos, actitudes y opciones que tenemos para con el mundo, para con Dios, para con las cosas de Dios, y para con nuestra propia vida.

Que Dios nos de la gracia de reflexionar bien nuestras opciones para saber cuidar bien de lo que Él nos confió.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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