“Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio” (Jn 2, 15-16).
Hoy, celebramos con mucho amor a Dedicación de la Basílica de Letrán. San Juan de Letrán es una de las cuatros basílicas madres en Roma, juntamente con la Basílica de San Pedro, la Basílica de Santa María Mayor y la Basílica de San Pablo, son las cuatro principales Iglesias de Roma o las Iglesias Madres.
La Basílica de San Juan de Letrán es la catedral de Roma, es la Iglesia como si fuera la madre de la Iglesia de Roma. Una vez que Roma es la Iglesia primera y ejerce una primacía sobre las demás iglesias, estamos celebrando en ella, con seguridad, la Iglesia Madres que esta en la cabeza de todas las Iglesias.
Queremos, con esta celebración de hoy, celebrar nuestra unión con la Iglesia en Roma en la persona del Papa. No es exaltar la persona del Papa, pero la unidad y la comunión que la Iglesia vive. La Iglesia que está aquí, en la África, Asia y en cualquier lugar del mundo es una solo Iglesia, la Iglesia Una, la Iglesia de Cristo. Es más importante siempre hacer prevalecer eso, porque cada uno quiere su Iglesia según su cabeza.
La cabeza invisible es Cristo Jesús nuestro Señor; y la cabeza visible es el Papa, que esta adelante
En la Iglesia, solo hay una cabeza: Cristo Jesús. Él es la cabeza y nosotros somos los miembros, y es obvio que para un cuerpo estar gobernando necesita tener alguien siempre adelante. ¡No puede en una casa todo el mundo ser el padre de la casa, porque esta casa es una desordene! Y tiene padre que quiere ser democrático: “Aquí todo el mundo manda”; y la casa es un desmando. Todo el mundo participa, es distinto, pero la cabeza es el padre y la madre.
En la iglesia es de la misma forma, porque todos nosotros participamos, todos nosotros tenemos nuestro lugar, pero la cabeza de la Iglesia de Roma, y el Papa que esta allí no es menos o más importante, pero él tiene una responsabilidad: ser el padre de todos.
Hoy, celebramos esta comunión de Iglesia y, gracias a Dios, esta Iglesia tiene una cabeza. La cabeza invisible, que es Cristo Jesús nuestro Señor; y la cabeza visible, que es el Papa. Nuestra comunión con él y con la Iglesia presente en todos los rincones del mundo.
Estando, hoy, en la capilla de tu ciudad, en la basílica que hay cerca de ti, en la catedral, en la iglesia matriz, no importa, es el mismo Cristo Jesús que esta en todas la iglesias. Lo que tenemos que tener es cuidad y amor para con la Iglesia tiempo, porque es en el tiempo que Dios se hace presente como lugar de manifestación de Su amor y de Su misericordia.
No participemos de iglesia no vamos a iglesia como si fuéramos a una feria, porque iglesia nunca puede ser feria. Vamos para nuestro encuentro con el señor, por eso el cuidado y amor por la iglesia como un todo, pero un cuidado y amor por la iglesia en el cual participo y hago parte. Es así que expreso mi amor a Cristo Cabeza, cabeza de esta Iglesia a la cual nosotros somos el cuerpo.
¡Dios te bendiga!
