11 Aug 2021

Corrijamos a los hermanos en privado

“Si tu hermano ha pecado, vete a hablar con él a solas para reprochárselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano” (Mt 18, 15).

La dirección que la Palabra de Dios quiere darnos, en el día de hoy, es que nosotros necesitamos ganar el hermano, no podemos perderlo, pues por ignorancia, vanidad o ilusión estamos perdiendo unos a otros, porque no sabemos ser corregidos ni sabemos corregirnos unos a otros.

En época de redes sociales, como es el tiempo en que nosotros estamos viviendo, todo el mundo se cree juez, dueño de la verdad, todo el mundo se cree en el deber de corregir, de hacer sentencias, de condenar, determinar lo que es correcto y lo que es equivocado. Lo que estamos viendo es una gran explosión de la hipocresía religiosa, incluso, en los grupos religiosos de muchas redes sociales.

Las personas están queriendo corregir unas a otras, las personas están queriendo enseñar unas a otras, llamando la atención y exponiendo el hermano de una forma, muchas veces, incluso ridícula, creando una situación simplemente avergonzada. “Si tu hermano pecar….”. “Pecar” aquí asume el sentido de equivocar, de hablar lo que está de acuerdo, de hablar lo que cree que no es correcto, de hacer lo que tal vez haga un escándalo o duda.

El lugar de corregir el hermano en el corazón es cuando estamos solo con él; el lugar de corregirnos unos a los otros es en el privado

Mira el Evangelio: ¿no es él qué quieres tanto enseñar? ¿No es el Evangelio que insistes tanto en entender? Entonces, si tu crees que tu hermano está equivocado, haga lo que el Evangelio manda; y él esta siendo muy claro con nosotros: “Si tu hermano ha pecado, vete a hablar con él a solas para reprochárselo”.

El lugar de corregir el hermano no es en la red social, no es delante de los demás, el lugar de corregir las personas, llamar la atención de ellas, no es dejando ellas expuestas en ninguna situación. El lugar evangélico de corregir y de ser corregidos es en el privado. Dios puede corregir muchos con Su palabra, pero piensa que verguenza: ¡el padre esta en la iglesia y ve una persona equivocando, él corrige, llama la atención de ella delante de todo el mundo! Y que verguenza es una madre que corrige a su hijo de una forma avergonzada para todo el mundo ver y escuchar. No es así que se corrige evangelicamente.

¿Tu quieres llamar la atención? Llame primero de tu corazón, para que sepa contener tus dudas, esta voluntad este querer tener la razón. Tu pierdes toda la razón, tú pierdes incluso la dirección, tu pierdes realmente el sentido de la verdad y, especialmente, el evangelio, pierde el hermano. Tu pierdes el corazón cuando no sabes, de verdad, corregir.

Observa: si la palabra del Papa no basta, si la palabra de la Iglesia no basta, si Jesús no basta, es señal de que tu basta a ti mismo.

El lugar de corregir el hermano en el corazón es a solas con él, el lugar de corregirnos unos a otros es en el privado; si yo aún no sé qué hacer, necesito aprender, necesito primero estar a los pies de Jesús, necesito primero rezar y suplicar.

Cuando Jesús nos da la gracia, el momento en la prudencia, vamos a solas corregir el hermano, pero que la visión mundana no toma cuenta de nuestro corazón. Que seamos movidos por el Evangelio, y que él nos enseñe como debemos ganar el hermano, porque estamos perdiendo, hermanos y hermanas, por no sabernos tener humildad y corrección fraterna de forma evangélica.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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