08 Aug 2019

Llevemos nuestra cruz de cada día

“¡Retírate y ponte detrás de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar. Tus ambiciones no son las de Dios, sino las de los hombres” (Mt 16, 23)

Jesús estaba preguntando para los hombres quien era el Hijo del Hombre, y, delante de muchas respuestas, es Pedro quien da a Él respuestas esencial: “Tu es el Cristo, el Hijo de Dios vivo”.

Jesús es para nosotros el Cristo, es el Señor, Él es la vida de Dios, Él es Dios vivo y presente en nuestro medio. Y Pedro fue feliz, porque fue por encima de esta verdad que él se abre y Dios puso, en su corazón, la responsabilidad de cuidar de la Iglesia del Señor esté fundada en esta única verdad.

Cristo es el único fundamento, es la única piedra. La felicidad de Pedro esta en seguir Cristo vivo y verdadero. El Cristo vivo y glorioso es el Cristo, el Siervo sufridor, es Aquel que va llevar su cruz, es aquel que va ser muerto, es aquel que va ser negado por los hombre.

Delante de esta afirmación del Señor, Pedro reprende Jesús: “No, el Señor no va pasar por eso”. Es como si nosotros también estuviéramos diciendo para Jesús: “No queremos llevar ninguna cruz. No queremos saber de ningún sufrimiento. No queremos saber de ninguna vida difícil. No queremos saber de morir. No moriremos”.

Caminemos en dirección al Cielo sin dejar de llevar nuestra cruz de cada día

Así como Jesús dijo a Padre, Él también dijo a nosotros: “Este pensamiento es mundano”. Es así que el demonio quiere que nosotros pensemos, es así que satanás ilude el mundo, es la propaganda de él. Nadie más va ter problema, enfermas, enfermedad; va ser todo prosperidad, va ser todo muy bien.

No es verdad, porque la vida humana camina para la gloria de Dios, y los discípulos siguen su Señor y Maestro en la agonía de la cruz para poder llegar a la gloria de la resurrección. No podemos separar el Cristo, como si un fuera el Cristo sufridor y otro fuera el Cristo glorificado y resucitado.

El Cristo sufridor, el Cristo sirve y despreciado por los hombres, es el Cristo glorioso. De la misma forma, Cristo esta con nosotros en el sufrimiento y en la alegría, en la enfermedad y en la cura, esta con nosotros en la muerte para concedernos la resurrección.

No pensemos ni dejemos que nuestra vida sea guiada solo por el pensamiento de que Dios concede a Tus prosperidad, porque Su propio Hijo experimento la cruz en el sentido más profundo que él puede tener.

La vida de Cristo no fue prospera, llena de momento felices donde todo iba bien, donde solo ocurría cosas maravillosas. Por supuesto que Él experimento, en la carne humana, todo aquello que son las vicisitudes de la vida humana de correr, de tener alegría, pero de tener tristezas de tener también momentos felices, pero también experimento una tristeza profunda, que sudaba sangre. Por eso, Dios no quiere que nos perdamos en la vida, especialmente, en nuestra relación con Él.

Caminemos en dirección al Cielo sin dejar de llevar nuestra cruz de cada día. Lo que pasar de eso no es de Dios, es la visión mundana que, muchas veces, invade nuestra mística y nuestra espiritualidad de seguidores de Jesús.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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