20 Mar 2020

Busquemos todos los días el don de la escucha

“Jesús le contestó: «El primer mandamiento es: Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es un único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Y después viene este otro: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento más importante que éstos” (Mc 12, 29-31).

Toda la Ley se resumen en el amor. Quien vive en el amor cumple plenamente la Ley, pero para vivir el amor es necesario aprender a vivirlo, sernos enseñados y formados en el amor. Nadie puede vivir la plenitud del amor, si no es en Dios; porque solo Él es amor. Por eso, el primer mandamiento es oír. Es necesario el Señor, Nuestro Dios.

Quien no escucha el Señor no puede amarlo, porque no aprende a amar. Quien ama obedece, escucha y se deja guiar.

Tiene una gracia que necesitamos buscar a cada día de nuestra vida, que es la gracia y el don de escucha. Es la gracia y el don de salir de todos los ruidos que inquietan y agitan nuestra vida, para ponernos en la presencia del Señor, Nuestro Dios; y poder escucharlo de todo nuestro corazón. Solo así vamos amarlo.

Incluso tenemos voluntad de amar a Dios, pero no amamos a Él como deberíamos o necesitamos amarlo, porque no sabemos escucharlo, no escuchamos Dios como nuestro centro y necesidad.

No escuche a nadie sin primero escuchar a Dios. No se entregue a nada ni a nadie, no busque el mundo ni las cosas sin, primero, ponerse en la presencia de Dios.

La gracia que busco en mi vida personal así que me levanto, es la de postrarme en la presencia de Dios, porque ya levantamos llenos de nosotros, llenos de inquietudes, perturbaciones, preocupaciones, agitaciones y no rezamos y ni escuchamos.

Quien no escucha el Señor no puede amar a Él. Porque no aprende a amar

Es la oración de quien no va pedir ni buscar nada, va solamente amar, ponerse en la presencia de Dios para escucharlo y dejar que hable. Amar a Dios es dejar de lado todo que viene robarnos, viene ocuparse de nosotros y ocupando el lugar que es de Dios.

Amar a Dios no simplemente un gesto compasivo o actos de piedad. Amar a Dios sobre todas las cosas es poner todas las cosas abajo de Dios y Él unicamente por encima de todo y de todos.

Amar a Dios sobre todas las cosas es saber vencer nuestra voluntad y nuestras inclinaciones. Amar a Dios sobre todas las cosas es dejar incluso nuestras opiniones que parecen correctas, las más importantes y saber callarse para solamente Dios hablar.

Cuando dejamos guiar por ese amor divino, vamos amarnos, cuidar de nosotros, de nuestra vida y poner nuestra vida en el Señor, porque conoceremos como somos conocidos por Dios.

Es con ese amor que vamos amar unos a otros. Nadie consigue amar a sí mismo ni amar en la intensidad de la verdad su hermano, si no ama a Dios de todo el corazón.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

Pedido de Oración

Enviar
  • Aplicativo Liturgia Diária

    Com o aplicativo Liturgia Diária – Canção Nova, você confere as leituras bíblicas diárias e uma reflexão do Evangelho em texto e áudio. E mais: você ainda pode agendar um horário para estudar a palavra por meio do aplicativo.