28 Dec 2021

Busque promover la cultura de la vida

“Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo” (Mt 2, 13).

En la celebración de este tiempo de Navidad, cabe hoy en nuestra Liturgia, los Santos Inocentes, estos primeros mártires que dieran su vida por amor a Jesús aún pequeños, aún en el vientre de sus madres, aún recién nacido. Herodes mando matar todos los niños de Belén y de todo el territorio vecino, de dos años para bajo, de acuerdo el tiempo que él imaginaba que Jesús podía haber avisado a él por los magos.

Entonces, estos niños fueron perseguidos porque Herodes quería matar Jesús. Por supuesto, Herodes ve Jesús como un peligro, una amenaza para él; Herodes ve en Jesús un obstáculo para su reino. Es por eso que, en lugar de abrirse para la gracia, él se propone a perseguir Jesús e incluso matar a Él.

Vivimos en un mundo, en una sociedad homicida, donde las personas, de hecho, matan quien se opone o quien representa cualquier amenaza para su vida. Las diferentes formas de homicidios que nuestra sociedad realiza: de aborto, a los niños inocentes que mueren, a los asasinatos y muchas tragedias que marcan nuestra sociedad; es una oportunidad para refelxionarnos el valor de la vida, porque Dios nos trajo vida y quiere que tengamos vida en abundancia delante de las amenazas que la vida sufre. Son muchas y, de todas las amenazas de la vida tenemos que huir, así como José huyo para el Egipto para salvar y proteger ese niño.

Necesitamos salvar el mundo en que estamos, a comenzar de aquellos que, muchas veces, no tiene el derecho a una vida digna

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Tenemos que huir de las amenazas de la vida y tenemos que proteger la vida, pero la vida de todos, la vida de nuestros niños, sea en el vientre de la madre, sea los niños que nace, están amenazadas por el hambre, están amenazadas en muchos países por las guerras, están amenazadas por las desnutrición, están amenazadas por la prostituición, donde niños cada vez más tempranos están siendo sumisas a esta barbaridad.

De nada vale solo contemplarnos la belleza de la vida que Dios nos trajo, si no nos convertimos profetas de la vida, si no vamos salvar la vida de los niños, de los jóvenes, de los adolescentes, de los idosos, de todos aquellos que “Herodes” de nuestros tiempos, muchas veces, con actos y actitudes quieren matar.

El Señor vino para traernos vida, y nosotros necesitamos ser aquellos que estén para salvar la vida humana. Necesitamos poner nuestra vida en favor de la vida y jamás compartir de la cultura de la muerte de nuestros tiempos. Necesitamos salvar el mundo en que estamos, a comenzar de aquellos que, muchas veces, no tiene el derecho a una vida digna. Hay aún muchos que están muriendo de hambre, hay muchos que aún mueren sin tener el alimento digno de cada día.

Promover la cultura de la vida es favorecer la vida en todos los sentidos y oponerse a toda cultura de muerte de los tiempos vigentes.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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