14 Dec 2018

Las disculpas nos apartan de la presencia del Señor

No podemos hacer de nuestras decepciones disculpas para no comprometernos con Dios y con Su Reino

“Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dijeron: Está endemoniado. Luego vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: Es un comilón y un borracho, amigo de cobradores de impuestos y de pecadores. Con todo, se comprobará que la Sabiduría de Dios no se equivoca en sus obras” (Mt 11, 18).

Los hombres de la época de Jesús dieran varias disculpas para aceptarlo o no. No importa la modalidad de vida que estaban viviendo, porque, como Jesús mismo dijo: “Vino Juan, aquel hombre penitente, austero, de vida acética, pero decían: ‘Él es un demonio. Ese comportamiento de él es extraño’. Vino Jesús, que estaba con los pecadores, comían, visitaba las casas de las familias y decían: ‘Es un comilón y borracho’ .

Cuando no queremos encontrarnos con la verdad o cuando la verdad nos molesta, tenemos cualquier disculpa para huir del confronto con ella, vamos siempre culpando, criticando, viendo siempre el error de los demás. La incapacidad que tenemos de hacer auto critica, de conocernos de verdad y de volver para nuestro interior nos lleva a estarnos siempre buscando la culpa y la disculpa en los demás, el problema es siempre el otro. “El problema es aquel padre. El problema son las personas de la iglesia. Yo no voy más, porque allá esta lleno de personas falsas”.

Cuando no queremos de verdad, cuando no queremos de verdad, cuando no queremos comprometernos, cuando no queremos conocer de verdad, no queremos entregarnos para el Reino de Dios o para los demás compromisos que la vida exige de nosotros, es más fácil dar disculpas y vivir exaltando estas disculpas y poniendo como las grandes responsables por las decisiones que tomamos de apartarnos, de no trabajar, de no comprometernos cuando, en realidad, podríamos parar para buscar la verdadera sabiduría que viene de Dios, la cual se encuentra en los corazones humildes, que reconocen sus propios limites y saben reconocer la gracia de Dios y donde están los límites y debilidades humanas.

No podemos vivir de disculpas, no podemos hacer de nuestras decepciones, de nuestras tristezas, de nuestros resentimientos y rancores culpas y disculpas para no comprometernos con Dios y con Su Reino. Él esta en nuestro medio, necesitamos abrazarlo, asumirlo, entregar nuestra vida y dejar que Él cuide de nosotros y guié nuestro vivir.

Aún que el humano tenga decepciones, nosotros también causamos decepciones en los demás. Buscamos corregir nuestra humanidad a partir de Aquel que se hizo humano por nosotros para llevar nuestra humanidad para junto de Dios. Esté con Él y en Él, porque Él cuida de nosotros.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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