07 Mar 2022

Aprende a contemplar el rostro de Cristo

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria rodeado de todos sus ángeles, se sentará en el trono de gloria, que es suyo. Todas las naciones serán llevadas a su presencia, y separará a unos de otros, al igual que el pastor separa las ovejas de los cabritos.Todas las naciones serán llevadas a su presencia, y separará a unos de otros, al igual que el pastor separa las ovejas de los cabritos. Entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: «Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.»” (Mt 25, 31-36)

Sabemos que habrá una conclusión de toda la historia: el fin de los tiempos. Y eso no es la destrucción del planeta Tierra o de la naturaleza. ¡No es eso! Habrá una conclusión de la historia, así que todo se encaminará para el proyecto del Creador. Pero, también necesitamos tener la conciencia de que habrá una conclusión de mi historia y de la tuya. Mira, esas cuestiones que aparecen aquí en el Evangelio son una recordación directa del sermón de las bienaventuranzas. Es el proyecto de todo cristiano. Nuestra vida necesita tocar alcanzar esas realidades. 

Y es ese el tema que discurrimos en el Evangelio. ¿Por que? La luz de Dios brillará un día sobre todos, así como sobre nuestras elecciones y la manera que decidimos vivir en esa vida que nos dió Dios. Por eso, sería muy bueno si ahora ya encendiéramos esa luz de Cristo para ver nuestro corazón. Más que eso, también tenemos que dejar esa luz ya brillar en nuestros corazones y conciencias. 

Cuando veamos nuestro verdadero rostro, también el rostro de Cristo se quedará visible a nosotros

Un día, vamos a ver nuestro verdadero rostro, entonces es bueno ya nos acostumbrar a mirarnos, de facto, como lo somos. Por eso, nuestra conciencia necesita una buena formación, y necesitamos cultivar la verdad, el amor a la verdad, el amor que nuestro Señor nos ha enseñado, así que nuestra conciencia será siempre una buena ayuda. 

Así que cuando veamos nuestro verdadero rostro, también el rostro de Cristo se quedará visible a nosotros. Es curioso que ese rostro de Cristo ya camina con nosotros aunque esté un poco escondido y tenemos que aprender a descubrirlo.  Si un día deseamos contemplar Su rostro en la vida eterna, ya tenemos que aprender a contemplarlo aquí. ¿Donde? En los hambrientos, en los que tienen sed, en los extranjeros, en los que no tienen cómo vestirse, en los enfermos, en los encarcelados. ¡Jesús está en ellos! En ellos se encuentra el rostro de Cristo. Necesitamos descubrirlo. ¿Para que? Así que un día también escuchemos la voz del Padre a decir: “Vengan, benditos de mi Padre.  Porque yo estaba en esas condiciones y fui acogido.” 

Miren la identificación de Cristo con esas realidades que el padre dijo. Yo puedo encontrar a Jesús hoy, en esas condiciones, y un día, encontrar a Él definitivamente en la vida eterna. Que nuestro Señor brille en nuestros corazones y conciencias Su luz bendita.

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¡Amén!

Pai das Misericórdias

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