01 Oct 2020

Anunciemos el Reino de Dios que él ocurra entre nosotros

“Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir” (Lc 10, 1).

Jesús escogió Sus discípulos y envío a ellos para ir donde Él mismo debería estar. Jesús quiere estar en todos los lugares, en nuestra casa, en nuestra familia. Jesús quiere estar presente en nuestro medio, Su presencia amorosa se hace sentir en todo lugar que Él fue acogido y recibido, pero Él mismo envía los Suyos para que, en Su nombre, esté donde Él necesita estar.

Necesitamos juntos llevar el amor de Dios, la Palabra de Dios, la presencia de Jesús en todo lugar; queremos Jesús en nuestras casas, en los trabajos, en todos los lugares de la sociedad para transformar este mundo.

El Reino de Dios esta en nuestro medio, esta muy cerca de nosotros, necesitamos llevar el Reino de Dios para que él ocurra. Es un desafío, Él mando Sus discípulos dos a dos. ¡Que belleza si la pareja, el hombre y la mujer, anunciaren el Reino de Dios! En primer lugar, en el proprio hogar, pero necesitamos de las parejas evangelizadoras, hombres y mujeres que salen de sus casas y dan testimonio con la vida que Dios esta en nuestro medio. Necesitamos de hermanos, hermanos de sangre, pero, especialmente en la fe, que se unan para anunciar el Evangelio. Es tiempo de proclamar la gracia de Dios.

En medio a muchas personas desanimadas, cansadas, decepcionadas, necesitamos ser protagonistas de la fe, centinelas del Reino de Dios, necesitamos anunciar con el amor y sin valentía a la presencia de Dios en nuestro medio. Y hablo más, de formo como Jesús mismo mando: necesitamos rezar por los enfermos, necesitamos llevar la esperanza a los que están enfermos y sufridos; rezar por los enfermos.

El Reino de Dios esta muy cerca de nosotros, necesitamos llevarlo para que él ocurra

No lamente solo porque las personas están quedando enfermas; hombres y mujeres de Dios llevan la sanación y la presencia amorosa. Necesitamos llevar el Reino de Dios a las personas y anunciar la proximidad de Dios en nuestro medio. Vamos ser recibidos por algunos; ignorados por otros, vamos ser mal recibidos por muchos; pero el importante es que anunciemos el Reino de Dios.

Iniciamos, ahora, el mes de las misiones; y todo es misionario, es comprometido (o debería ser), para sernos discípulos: aquellos que aprenden; y misionero: aquellos que son enviados para anunciar y proclamar el Evangelio de Dios a los corazones.

Miremos para el ejemplo formidable De Santa Teresa, la patrona de las misiones, fue de Su Carmelo que ella se convirtió misionera por el mundo entero, por la oración y por el amor a la salvación de las almas. Tengamos este mismo ardor: el de querer conquistar muchos para Cristo, por el nuestro anuncio profético y testimonio del Evangelio.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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