“Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura” (Jn 13, 5).
El inicio de la Pascua de Jesús, el Triduo Pascual, misterio de la pasión, muerte y resurrección gloriosa de Jesús comienza con Él llevando los pies de Sus apóstoles.
La riqueza del significado de eso es por causa del amor. La Palabra nos dice que Jesús amo los Suyos hasta el fin. Solo quien ama es capaz de donarse de verdad. Jesús no amó solo con palabras, Él no amó con pocas actitudes; Él amor dando a su propia vida. Jesús quiere mostrarnos que el amor quiere decir rebajarse, ponerse a los pies del otro para servirlo.
Cuando entramos en una iglesia arrodillamos a los pies de Jesús, nos arrodillamos a los pies de Dios para honrar a Él y así por delante, pero no basta solo ponerse a los pies de Jesús. Quien ama Jesús en la Eucaristía, adora Jesús en la Eucaristía, pero se pone también a los pies de los hermanos para servirlo, para lavar los pies de los demás.
Necesitamos tratar a los demás como siervos y señores, porque solo Dios es nuestro Señor, pero servimos nuestro Señor no solo cuando nos ponemos a sus pies en la Eucaristía, servimos al Señor cuando nos convertimos siervos unos de los otros.
La verdad es que el orgullo, nuestra soberbia y el hecho de sentirnos grandes hasta sirviendo a Dios, nos impiden de tener actitudes concretas.
Jesús quiere mostrarnos que el amor quiere decir rebajarse, ponerse a los pies del otro para servirlo
No permitamos que la misa de hoy sea solo un teatro emocionante, donde el padre al ejemplo de Jesús lava los pies de doce personas que simbolizan la comunidad. Se trata de gestos sacramental y de la vida.
El amor es mandamiento, es el mayor de losa sacramentos, necesitamos lavar los pies de los pobres, de los enfermos, necesitamos cuidar uno de los otros, necesitamos ponernos a disposición unos de los otros. Nuestra religión esta destrozada cuando no es movida por el amor.
“Amor” quiere decir servir, cuidar y ponerse a los pies de los demás. No basta adorar Jesús, es necesario amarlo amando nuestros hermanos y poniéndonos a los pies unos de otros.
¡Dios te bendiga!
