26 Jan 2022

Tu misión es anunciar el Evangelio de Cristo

“Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir” (Lc 10, 1).

Jesús es el primer misionero del Padre, Él es el primer enviado y, por eso, nosotros nunca, jamás, nos enviamos a nosotros mismo. La misión viene del corazón del Padre, la misión es un don del Padre, es un don de Dios, todo lo que nosotros hacemos y realizamos es por causa de misión del Hijo de Dios.

“Setenta y dos” para indicar el alcance de esta misión. Todos deben sentirse comprometidos con la misión; recibimos esta gracia por medio de nuestro bautismo. En nuestro bautismo nosotros fuimos constituidos sacerdotes, profetas y reyes.

Jesús envía dos a dos, no es solo un detalle, porque hablar solo es muy facil, predicar es muy facil, pero cuando tenemos un otro cerca, eso me compromete y necesito dar testigo de aquello que predico. Por eso, que Jesús no envía Sus discípulos jamás solos, pero los envía dos a dos, para que el otro sea también oportunidad de testigo y de coherencia de vida.

Estar cerca de quien siempre esta de acuerdo conmigo es muy facil, pero el desafio es el confronto, es cuando comprometo mi vida, otro punto de vista, alguien que corrige mis errores y no se omite en apuntarlos y me ayuda en mi camino de conversión. Por eso, Jesús envía dos a dos.

La misión viene del corazón del Padre, la misión es un don del Padre

“Envió de dos en dos para que lo precedieran”, es interesante que el original es: “Jesús los envía delante de su rostro”. ¿Por qué? Porque corremos siempre el riesgo de hacer referencias propias, que es aquel vicio de mirar todo apartir de nosotros mismos, y el vicio de querernos ser maestros de nosotros mismo. O atribuirnos eso a alguien que no sea el Cristo o nosotros atribuimos a nosotros mismo, peor aún, porque nosotros pasamos la idolatría de una persona, de una idea. Por eso, Jesús envía delante de sí para que el discípulo contemple el rostro de Cristo constantemente.

El rostro de Cristo necesita ser contemplado para que nosotros imitemos a Él en todo, aún más en la forma de anunciar el Evangelio, sin omisiones, sin excepciones, sin camuflar la mensaje del Evangelio, sin dar una ropaje para la mensaje del Evangelio. El discípulo es enviado delante del Maestro para que, constantemente, el rostro de JEsús sea mirado y contemplado, para que la mensaje del Evangelio permanezca siempre fiel.

“Los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios”, la extensión de la misión es donde Dios te pone hoy, para que tu realices una misión, puede ser en medio de su familia, puede ser en tu ambiente de trabajo, puede ser en la realidades de su comunidad y de su parroquia, no importa la extensión, importa que tu, hoy, de tu respuesta a la misión que Dios te confía.

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¡Amén!

Pai das Misericórdias

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