“Presten atención a lo que escuchan. La medida con que ustedes midan, se usará para medir lo que reciban, y se les dará mucho más todavía” (Mc 4, 24)
La verdad, mis hermanos y hermanas, es que nosotros utilizamos una medida muy dura unos con los otros. Nosotros medimos el otro con una regla muy extensa, somos exigentes, somos cada vez más duros.
Nosotros, muchas veces, no tendremos paciencia con el limite del otro, con el error de otro. Por eso, fácilmente, juzgamos, condenamos, descartamos la persona del otro, actuamos son paciencia, sin misericordia, sin ternura y compasión; y lo más duro es que, fácilmente, nosotros juzgamos y condenamos.
Nuestra medida es la medida del mundo, y la medida del mundo no es justa, pero es justiciera, es decir, aquella que nace del egoísta del corazón humano, del orgullo, del sentimiento humano, que quiere ser muy duro con los otros y complaciente con si mimo. Y así nosotros estamos haciendo, el pecado de los demás nosotros condenamos, rechazamos, difundimos a los cuatros cuentos; a nuetsro pecado, hacemos vista gruesas, damos una dimensión menor, llamamos de debilidad, y vamos viviendo la injusticia medida, que es la medida del mundo.
La medida con que nosotros medimos los otros es con esa que Dios va medirnos
Jesús esta nos diciendo lo que no podemos olvidar: con la medida que nosotros medimos los demás es con esta medida que Dios nos va medir. Es esta la justicia de Dios, ¿Cómo es que has cuidado? ¿Cómo es que has juzgado? ¿Cómo has visto tus hermanos durante toda tu vida/ Sobre tener paciencia, sobre actuar con misericordia, sobre tener compasión, sobre tener un corazón complaciente, sobre tratar como te gustaría ser tratado si estuviera en igual situación o condición.
La verdad es que nosotros nunca sabemos ponernos en el lugar del otro, porque siempre nos ponemos o miramos a partir de nosotros, de las cosas y situaciones que son nuestra forma de juzgar las realidades. Por eso, pidamos, hoy, por la fuerza de la Palabra de Dios, que Él nos conceda la justa medida para saber medir unos a los otros como Dios nos mide.
¡Dios te bendiga!
