El Evangelio exige coraje y entrega total a Jesucristo
Hoy, jueves, día dedicado a la Santísima Eucaristía. ¿Ya hiciste tu adoración hoy? Si no lo has hecho, a partir del momento en que estés libre, dedica también tu momento de adoración.
El Evangelio de San Lucas 12,49-53 nos dice lo siguiente: “He venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo quisiera que ya estuviera encendido! ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, os digo, sino división”.
El fuego del Espíritu Santo que renueva nuestra vida
El trasfondo de esta homilía es fuego, división y fidelidad radical a Cristo, es decir, el Evangelio de hoy puede causar cierto malestar.
Jesús, que tantas veces habla de paz, misericordia y perdón, hoy dice: “He venido a traer fuego sobre la tierra, no he venido a traer paz, sino división”.
¿Cómo entender esto que el Señor nos trae hoy? En la Palabra de la venida de Aquel que es llamado Príncipe de Paz. La teología, la Doctrina de la Iglesia nos explican esto.
El fuego como símbolo del Espíritu Santo
El fuego, en el Evangelio, tiene un profundo valor simbólico. Representa el Espíritu Santo, que transforma y purifica. Vivimos en Pentecostés, en el Cenáculo en Jerusalén, lenguas de fuego reposaron sobre los discípulos, es decir, el amor de Dios ardiente que consume el pecado e ilumina la verdad. El juicio de Dios que revela lo que está escondido.
No vine a traer la paz, sino la división, la consecuencia de la fidelidad, es decir, Jesús no promueve la división por maldad, sino por la verdad del Evangelio.
Cuando alguien decide seguir a Cristo de forma radical, esa decisión provoca rechazos; unos aceptan, otros rechazan.
La división como consecuencia de la verdad del Evangelio
La división mencionada es el conflicto entre el Reino de Dios y los valores del mundo. Es lo mismo que Él vivió, es decir, contradicciones: amado por muchos y rechazado por otros.
Y nosotros, que queremos seguir a Jesús más de cerca, vamos a vivir justamente eso. Y Él nos dice que tomemos conciencia de que quien viva en la verdad, quien viva en la espiritualidad, en los valores del Evangelio, causará división entre lo que es el Reino de Dios y lo que son los valores del mundo. Permanezca firme y en la fidelidad al Evangelio.
Que el Señor nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Amén!