24 Feb 2019

Vivamos el amor y Dios vivirá siempre en nosotros

La esencia del amor se resume en el perdón sin medidas

“Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados” (Lc 6, 36 – 37).

La gracia que nosotros recibimos es la de ser enseñado por Jesús, Él nos enseña como vivir. La esencia de la vida humana es una solo: el amor. El amor sin medida, que no se contiene; el amor que se dona y se renueva. Pero, no quedes en el amor mediocre, de creer que el amor es vuelto solo para las personas que quieren bien, aquellos que nos hacen el bien y que llenen nuestro ego.

Aquí hablamos del amor divino, del amor de Dios en nosotros. Es el amor que nos lleva a amar nuestros enemigos, a hacer el bien a quien nos quiere bien. Nos lleva a alabar y a bendecir aquellos que nos maldicen. Es el amor que nos lleva a orar por aquellos que nos calumnian, por aquellos que hablan mal de nosotros.

De ninguna forma damos a los demás la misma moneda, lo que debemos dar a ellos es el mejor de nosotros, que es cristo en nuestra vida. Si el otro nos dio el mal, no es con el mal que vamos retribuirlo. Vamos retribuir con la bendición de Dios que esta o debería de estar en mí vida. Por eso, tenemos las exigencias del amor.

La primera exigencia del amor es practicar la misericordia, ser realmente la dimensión misericordiosa de Dios para la vida humana. Porque Dios es profundamente misericordioso. Si tu no sabes ser misericordioso, vuelve para Dios que es profundamente misericordioso. Él nos trata con extrema misericordia en todos los días de nuestra vida.

Segunda exigencia del amor es no juzgar nadie. Miremos las redes sociales y vemos que las personas está se juzgando. Si fuera para juzgar a si misma, pero juzgan unas a las otras. El discípulo de Cristo no lanza mirada de juicio para nadie, porque la mirada de él debe ser lo de la misericordia.

El discípulo de Cristo Jamás condena el peor pecador, porque para quien cabe conocer aquella alma, en su profundidad, es Cristo Jesús, nuestro Señor.

La esencia del amor se resume en el perdón sin medida: “Perdona y seréis perdonados”. Cuando nosotros practicamos el perdón, el amor de Dios esta en nosotros, Y, cuando negamos el perdón, y no vivimos su dimensión en las realidades de la vida, negligenciamos el amor de Dios que esta en nosotros.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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