14 Jan 2021

Tengamos compasión por aquel que sufre

“Se le acercó un leproso, que se arrodilló ante él y le suplicó: Si quieres, puedes limpiarme. 41 Sintiendo compasión, Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo: Quiero, queda limpio” (Mc 1, 40-41).

Tenemos aquí dos realidades que se encuentran, la realidad de un leproso que esta afligido, herido y tomado por la lepra, pero lleno de humildad se humilla a los pies del Señor y reconoce que Jesús tiene el poder de curarlo. Del otro, tenemos Jesús, Señor y Maestro, pero movido por profundo amor y compasión, es Él quien se compadece de aquel que sufre, quien vive humillaciones y muchas situaciones de la vida y se vuelve con amor y compasión para cuidar, curar y libertar aquel hombre que de Él se acerca.

Volvámonos para el corazón de Jesús, volvámonos enteros para la presencia de Jesús y pidamos: “Jesús, ten compasión de mí”. Jesús, ten misericordia de mí”. “Jesús, si tu quieres, tienes el poder de curarme”.

Una vez que somos sanados por Jesús, libertos por Él, tomemos en nosotros los sentimientos de Jesús, tomemos en nosotros el corazón de Jesús. Que también tengamos amor y compasión por aquel que sufre, por aquel que esta pasando los dolores de la humanidad.

El Dios que te dio y que te da quiere que tengas compasión por el dolor y por el sufrimiento del otro

Sé que tu y yo tenemos dolores, pero no hagamos de nuestros dolores los mayores dolores, no hagamos de nuestros dolores el drama de la humanidad. Cuando te vuelves para el dolor del otro, para aquello que el otro pasa y sufre, tu vas a ver que tu dolor es pequeño

No pase ningún tiempo de tu vida sin dirigir a los enfermos, enfermos que están en el lecho de hospitales, en las casas. Sé que vivimos en un tiempo de pandemia. ¡Que difícil! ¡Que situación compleja! Es muy humillante para muchas personas, algunos consiguen tratamientos (con todo el perdón de la palabra) ‘vip’; otros mal hay como seguir enfrentando el dolor de cada día.

Recuérdate que hay mucha gente sufriendo, enfermo, esta muy enfermo al dolor física, el dolor del alma, pero también el dolor del abandono. Recuérdate de que muchos están siendo olvidados y nosotros estamos solo gritando a Dios por nosotros, para que tengamos. “Porque Dios me dio”, “Porque Dios me da”. El Dios que te dio y que te da quiere que tu puedas dar amor, cuidado, atención y tenga compasión por el dolor y por el sufrimiento del otro.

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.:Viviendo el tiempo de la Misericordia 

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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