18 Feb 2021

Renunciemos a nosotros mismos y tomemos nuestra cruz

“El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga” (Lc 9, 23).

Jesús esta nos llamando para seguir a Él. Él llama, pero necesitamos querer seguir. Seguir alguien – especialmente seguir el Maestro Jesús – es exigente. Sé que seguir a Él es el camino de la vida, él camino de la salvación; y en ningún otro camino encuentro vida, en ningún otro camino encuentro la salvación, pues es siguiendo los pasos de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo que encontramos a Él.

Seamos conscientes de lo que consiste el seguimiento de Jesús, de las exigencias que Él mismo pone para nosotros, para que no nos iludamos ni nos engañemos, pero, al mismo tiempo, no esté parado cuando nuestro objetivo es seguir a Él.

La primera exigencia para seguir a Él es renunciar a sí mismo. Egoístas como somos, individualistas como la mentalidad mundana nos forma, la necesidad de renunciar a sí mismo es una exigencia para cada día de nuestra vida. Renunciar a ´si mismo es no prendernos a nuestras voluntades, a nuestros gustos ni a lo que queremos.

Renunciar a sí mismo es tener la capacidad de ceder para saber escuchar, escuchar a Dios, escuchar el otro. Renunciar a sí mismo es reflexionar sus propias ideales, concepciones, pensamientos e ideologías. Renunciar a sí mismos es dejar de lado las creencias adquiridas a lo largo de la vida, a las convicciones que formadas de nosotros mismo, para aprender las convicciones del Evangelio.

Tomar la cruz significa abrazar la vida como ella es y con sus exigencias propias

Renunciar a sí mismo es la capacidad de dejar su discurso, de su retorica para poder escuchar Cristo por encima de todo. Renunciar a sí mismo es saber silenciar para poder escuchar. Renunciar a sí mismo es dejar Dios ser el primer siempre en todo aquello que hace y realiza.

La segunda exigencia es tomar la cruz de cada día. Tomar la cruz significa abrazar la vida como ella es y con sus exigencias propias. La vida no es fácil para nadie, ella tiene sus incongruencias, hay situaciones que, muchas veces, no comprendemos, pro necesitamos abrazar.

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La vida, muchas veces, nos pone en los sufrimientos. Muchas veces, traemos sufrimientos para nuestra vida, y necesitamos lidiar con estas situaciones y no huir de los compromisos, de las responsabilidades y de nuestra cruz de cada día.

No estamos en el tiempo de gloria; la gloria espera en el Cielo por quien lleva su cruz de cada día, quien lleva los sufrimientos, el peso de la existencia. Y me permite quitar el sentido negativo de cruz: cuando hablamos de llevar la cruz, la persona luego piensa que cruz es aquella cosa dolorosa, es solo aquella cosa que nos hace ter penuria. Pero cruz es vida y salvación.

El matrimonio es una cruz. ¡Que cruz bendecida! ¡Tener hijos es cruz, es exigente, pero que bendición es crear hijos, cuidar de ellos! La vida es una cruz, por eso la vida es una bendición, desde que sepamos asumirla y llevarla con la gracia de Dios.

¡Dios te bendiga!

 

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