“Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré.” (Mt 11, 28).
Jesús esta mirando para mi y para ti, diciendo: “Ven a mi”. Venir hasta Jesús es ir, de hecho, al encuentro del Señor. ¿Y por que necesitamos ir al encuentro del Señor? Porque todos nosotros estamos cansados, fatigados, todos nosotros estamos llevando pesos en esta vida, y necesitamos de descanso.
Sabe, nosotros, muchas veces, no damos valor al descanso o entendemos de forma equivocada. Creemos que descansar es dejar lo que estamos haciendo simplemente para distraernos, para hacer algo diferente. Es importante, es el descanso social, es el descanso de las obligaciones, pero existe un descanso más profundo y necesario: el descanso del alma, del espíritu, del corazón, es el descanso mental que nosotros poquísimas veces concedemos a nosotros mismo.
Siempre llamo las personas a decir: descanse la mente, no piense en nada, no dejes la mente llenas, pesada, porque la vida se convierte más pesada, nos convertimos más enfermos y desgastados porque dejamos la mente siempre llena.
Jesús quiere nuestro corazón sanado, transformado y descansado
La persona esta allí sentada en el banco de la iglesia para rezar, y la ente esta allí volando, la mente esta preocupada por las inquietudes de la vida. Incluso en el momento de dormir, que es el momento de descanso entero de la persona, no es descanso solo del cuerpo no: “Voy descansar mi cuerpo”, pero voy descansar mi ser. Como es importante dormir en Dios, como es importante sumergir en Dios, porque cuando descansamos en Él somos restaurados y libertos.
Necesitamos refugiarnos en el corazón de Jesús para que Él pueda sanarnos con Su mansedumbre y humildad, porque somos muy agitados, orgullosos y vanidoso. Y todos eses ingredientes hacen de nosotros personas cansadas y fatigadas. Estamos disputando, peleando, cuestionando, poniendonos unos contra los demás, estamos nos decepcionando facilmente con las realidades y, por causa de eso, el alma se cansa; y entonces experimentamos la decepción, la frustración, la falta de animación. Pero en Dios encontramos la restauración.
Ponga hoy en Jesús tu corazón. Él quiere nuestro corazón sanado, transformado y descansado.
¡Dios te bendiga!
