Permitamos renacer de nuevo, permitamos que nuestra vida sea moldeada por Dios
“No te extrañes de que te haya dicho: «Ustedes tienen que renacer de lo alto” (Jn 3, 7).
Lo que el Maestro Jesús dijo al viejo Nicodemos, pareció extraño para él en un primer momento. También parece extraño para nosotros decir que debemos nacer del Alto cuando, en realidad, nacemos aquí en la Tierra, nacemos del vientre de nuestra madre.
Aquel que nace de la carne; es aquel que nace de la humanidad es solo hombre; y Dios no nos quiere siendo solo hombres y mujeres. Él quiere que seamos hombres y mujeres del Cielo, sin quitarnos nuestros pies de aquí. Él quiere que tengamos un corazón divinizado por Su presencia entre nosotros.
Jesús vino habitar en nuestro medio para que habitemos y tengamos el Cielo presente en nuestra vida.
Nacer del Alto tiene un sentido espiritual muy profundo, porque, cuando nosotros tenemos solo una visión de vida humana, mundana, rodeada de los conceptos que aprendemos en las escuelas, en las situaciones que vivimos en la vida e incluso mismo en nuestra propia casa. Sin embargo, si vivimos rodeados por los conceptos del mundo que nos rodean, nuestros pensamientos y sentimientos serán solo humanos y mundanos.
Necesitamos vencer esta mundanidad. El mundo entra en nosotros con las cosas horribles que hay en él y, muchas veces, entramos en las cosas del mundo y por causa de eso nuestra mentalidad es guiada por este mundo.
O nacemos del Alto, o vamos pensar solo como el mundo, sin embargo, se nacemos del Alto podemos pensar en Dios.
Los sentimientos de Dios salvan y renuevan aquellos sentimientos que traen paz y renovación para nuestra mente y para nuestro corazón, renacen cuando nosotros renacemos del Alto.
Permitamos renacer de nuevo, permitamos que nuestra vida sea moldeada por Dios.
En este tiempo maravilloso de la Pascua, Dios quiere permitirnos renacer quiere permitir que nuestra vida sea resurgida en Él. Él quiere dar un nuevo sabor, un nuevo sentido a nuestra vida, un colorido nuevo a la vida de cada uno de nosotros.
Desapeguemos de esta forma de pensar en la vida para que una nueva mentalidad, un nuevo corazón resurja a partir del corazón de Dios.
¡Dios te bendiga!
