13 Nov 2018

Pidamos a Dios un corazón generoso

Que Dios nos de un corazón generoso, desprendido y, sobre todo, con mucha gratuidad para hacer nuestras obligaciones

“Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: “Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber” (Lc 17, 10).

Vivimos en un tiempo donde las personas quieren ser reconocidas, agraciadas, curtidas, recordadas y aplaudidas por lo que realizan. Cuando buscamos eso, cuando ese espíritu mundano entra en nosotros, perdemos la dimensión evangélica de la vida.

“Evangelio” quiere decir gratuidad y amor que son entregues sin esperar nada a cambio.

Cuando miro para Jesús Crucificado y abandonado en la Cruz, me quedo pensando en el bien que Él realizo para los Suyos. Cuantas veces multiplico los panes, sano los enfermos; cuantos amó y entrego; las vidas que transformo; cuantos fueron cambiados por la gracia del Evangelio.

Pero, cuando Él estaba viviendo el auge de Su sufrimiento, solo y abandonado; Él no estaba cobrando: “¿Dónde están los que me seguían? ¿Dónde están aquellos para los cuales hice milagros? La mentalidad evangélica no es como la mentalidad mundana. En el mundo esperan reconocimiento por todo que hacen. Ser una persona buena y honesta no merece premio.

Estos días, alguien estaba siendo condecorado porque fue bueno, honesto y practicó la justicia. Eso es una obligación y un deber. Además, llegamos al cúmulo que, ser bueno y honesto es algo tan raro que necesitamos condecorar las personas cuando hacen lo que era para ser, es decir, el deber de la obligación de cada uno de nosotros.

Ser misericordioso, cumplir nuestras tareas es el obvio que debemos practicar. Necesitamos corregirnos cuando no estamos viviendo; cuando no estamos practicando; cuando estamos testimoniando; cuando no estamos haciendo lo que es nuestro deber y nuestra obligación.

No espere y tampoco busque aplausos cuando hacer lo que necesita hacer. No espere y tampoco busque reconocimiento cuando realizar tus obligaciones y tu misión en este mundo, en tu vida, en lo que hace.

Por supuesto que, a veces si alguien ayudar, ar una fuerza, reciba eso con humildad y no con el corazón envejecido o con aquel sentimiento de grandeza, y no con el titulo de “Yo soy el mejor”. No con lo que son las practicas humanas de “Soy más, puedo más”. Que todo sea hecho con el corazón de Dios, con Él y en Él, así, no sufriremos por no tener el reconocimiento de los hombres.

Que Dios nos de un corazón generoso, desprendido, sobre todo, con mucha gratuidad para hacer nuestras obligaciones.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

Pedido de Oración

Enviar
  • Aplicativo Liturgia Diária

    Com o aplicativo Liturgia Diária – Canção Nova, você confere as leituras bíblicas diárias e uma reflexão do Evangelho em texto e áudio. E mais: você ainda pode agendar um horário para estudar a palavra por meio do aplicativo.