“No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros” (Jn 15, 16-17).

Creo que, pedir las cosas a Dios todos nosotros queremos, necesitamos y sabemos. Porque escuchamos todo el día, pedidos de oración y tenemos muchos pedidos. Y, por favor, no dejes de pedir, no dejes de suplicar, no dejes de buscar lo que u alma y tu corazón necesita, pero no mueva la vida solo en una dirección.

Así como tenemos el derecho de pedir y suplicar a Dios, Él tiene el derecho de nos pedir. Y el pedido de Dios no es simplemente un pedido, pero es una orden. “Yo vos ordeno: amar unos a los otros”.

Solo queremos recibir y es una visión mundana de la espiritualidad, pero, primero, necesitamos querer vivir. Y necesitamos pedir a Dios la gracia sublime de saber amar unos a otros, porque no sabemos amarnos.

Es fácil amar a quien queremos mucho, quien es muy afable a nosotros, quien hace lo que queremos, quien sigue nuestra cartilla, quien esta teniendo las misma ideologías, pensamientos y sentimientos que nosotros. Pero no es de eso que Jesús esta hablando. Jesús esta hablando del amor que debemos tener uno con los otros. Todos los seguidores de Jesús necesitan amar a Él, pero también amar sus hermanos.

Nuestro amor a Jesús es, muchas veces, hipócritas, queremos dar todo a Jesús para de Él recibir, pero nos esquivamos y maltratamos el otro, ignoramos y nos ponemos por encima de los demás, creamos enemistades, separaciones y divisiones.

Amemos unos a os otros porque solo amando seremos discípulos y seguidores de Jesús

El cristianismo es un escándalo para el mundo. Estamos queriendo poner fuerza, exigir que nosotros, cristianos, cambiaremos el mundo, pero no hay cambio en el mundo si los cristianos no se aman, si los discípulos de Jesús no aman unos a los otros con aquel amor que el Maestro nos amo. No hay discipulado de Jesús, si los discípulos de Él no saben lavar los pies unos de los otros.

Cada vez más, en nuestro medio, creamos divisiones, separaciones, peleas, confusiones y falta de comprensión en nombre de Jesús. Basta ver las confusiones que hacen en nombre de Él por causa de dogmas, verdades, porque cada uno es dueño de una verdad; por cauda de conocimientos, porque un político es de Jesús y el otro no es. Y, por fin el mandamientos del amor es asesinado y, muchas veces, tirado en la basura.

Ponen la mascara de la religión, la cruz en el pecho, el velo en la cabeza, símbolos; crean post en las redes sociales, hablan alto y gritan en nombre de Jesús, pero el mandamiento del amor es cada vez más asesinado.

Si queremos ser amigos de Jesús y permanecer en Él, hagamos lo que Él nos manda. Y la primera cosa que Él nos manda, por encima de todas las cosas, más importante que predicar, hablar, cantar y enseñar, es amar. Amemos unos a otros porque solo amando seremos discípulos y seguidores de Jesús.

¡Dios te bendiga!