06 Oct 2019

El Señor aumenta nuestra fe

Los Apóstoles dijeron al Señor: Auméntanos la fe. El respondió: Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, ella les obedecería.(Lc 17, 5 – 6)

El clamor de los apóstoles es e clamor de nuestro corazón: ‘Aumenta nuestra fe’, porque necesitamos de fe, y no es una fe cualquier, es una fe verdadera y autentica, de confianza y entrega, es una fe en la cual depositamos en Dios nuestro corazón y toda nuestra vida.

En los tiempos en que vivimos donde nuestra fe, es muchas veces, atacada y vacía , vivimos verdaderas crisis en la fe o el vacío en la fe. Creemos en Dios, pero nuestra confianza en Él queda vacía, son decepciones, situaciones mal resueltas pero, especialmente, porque vivimos en un tiempo de ansiedad, donde queremos respuestas listas, inmediatas y rápidas para todas las cosas.

En el tiempo en que se acelera las búsquedas y las respuestas, no se encuentra serenidad para la reflexión, para la meditación y para, de hecho, vivir la sobriedad del Espíritu. Y sin la sobriedad del Espíritu no sumergimos, no profundamos en nuestra fe, no vivimos la fe de forma intensa en Dios.

La fe necesita de oración, del silencio y de la búsqueda. La fe es un don que nos fue dada por Dios. Por eso, el apóstol estaba pidiendo: “Aumenta nuestra fe”.

Señor aumenta nuestra fe, porque necesitamos de fe, y no es una fe cualquier, es una fe verdadera y autentica

Nosotros hasta deseamos y anhelamos tener fe, pero vivimos en medio a un torbellino de ataques, de preocupaciones, tensiones, situaciones y complicaciones en la vida que mal alimentamos nuestra fe. La fe mal alimentada queda debilitada, muchas veces, vacía y muere.

Si tuviéramos fe pequeña como un grano de mostaza podríamos decir a muchas montañas que están delante de nosotros. A veces la montaña del desanimo, de las preocupaciones y de los problemas. Podemos en nombre de la fe decir: “Sal delante de mi, dejame ver la presencia de Jesús en mí vida”. Y estas montañas todas salieran delante de nosotros.

Los torbellinos de los problemas, de las aflicciones, las dificultades, los recelos de todas las cosas salieran delante, pero si no priorizamos la fe, es necesario decir que somos tomados y rendidos por todo ese clima de ansiedad e inquietudes de los tiempos en que vivimos.

Señor, aumenta nuestra fe. Permita, Señor, que podamos en ti, en el silencio, en la búsqueda sincera y verdadera nos tiramos en tus brazos para vivir en la fe y guiados por la fe.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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