25 Jul 2020

El Reino consiste en servir sin esperar nada a cambio

“y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el esclavo de todos. Hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por muchos” (Mt 20, 27 – 28)

Celebramos, hoy, el apóstol Santiago Mayor, hermano del apóstol Juan y hijos de Zebedeu. Ellos estaban a lo largo del mar de Galilea, cuando Jesús vio a ellos y llamo. Ellos dejaran sus redes y seguirán a Jesús, se convirtieran discípulos y, como buenos discípulos que fueron, hicieran parte del grupo de los apóstoles, de los Doce que eran cercanos, íntimos y, al mismo tiempo, enviados de Jesús para llevar la Palabra de Dios a los corazones de la humanidad.

El Evangelio nos apunta que la madre de Juan y Tiago que, hoy celebramos, se acerco para hacer un pedido inusitado a Jesús. Como buena madre – porque la madre quiere siempre lo mejor para sus hijos, quiere sus hijos muy cerca de Dios – , ella fue pedir: “¿Ponga mis hijos en Su Reino a Su derecha y a Su izquierda?”.

Madre que es madre quiere siempre sus hijos en el mejor lugar. Ellos ya estaban con Jesús, pero la madre quería más un destaque porque quien esta a la derecha y a la izquierda son los más importantes.

Jesús escucha con mucha atención y amor el pedido de aquella madre, pero Él dijo: “Ustedes no saben lo que están pidiendo”. Además, ellos también fueran con la madre porque también querían ese lugar de destaque. En otra narrativa evangélica, muestra ellos pidiendo.

Aquí es importante observar, primero, que eso causó indignación en el grupo de los discípulos, pero, al mismo tiempo, fue una oportunidad para Jesús mostrar en lo que consiste el Reino de los Cielos.

El Reino de Dios es quien sirve sin esperar nada a cambio, sirve por amor

El Reino de los Cielos no tiene nada a ver con estas pretensiones humanas y mundanas del mundo en que vivimos, donde las personas se sienten privilegiadas porque están cerca de este o de aquel; porque quitaran una foto con este; porque es amiga de aquel otro. El Reino de los Cielos no es eso, no es tener destaque e importancia. El Reino de los Cielos no es ser muy curtido, valorizado, y así por delante. El reino de los Cielos es, por encima de todo, servir.

Jesús estaba diciendo a la madre de los hijos de Zebedeu: “No cabe a mí decir quien va quedar a mi derecha o a mi izquierda. Cabe al Padre. ¿Y cuál es la importancia del lugar que van ocupar? Porque, en el reino, quien quiere ser grande es muy simples: no necesita tener nombre, es solo servir. En el Reino de Dios es solos hacer lo que hago porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, pero para servir”.

Hoy, celebrando el apóstol Santiago, queremos celebrar la esencia de lo que es ser discípulo y seguidor de Jesucristo. Muchas veces, veneramos, aplaudimos, coremos atrás de las personas que tiene nombre y destaque. ¡Que belleza saber que el Reino de Dios es aquella persona que esta sirviendo sin nadie reconocer, es aquella persona que esta cuidando de los bancos de la Iglesia, limpiando la Iglesia! ¡Que belleza ver las personas anónimas, muchas veces, incluso despreciadas cuidando de los pobres y enfermos!

El Reino de Dios son aquellas personas que están cuidando unas de las otras, están sirviendo y no son reconocidas, aplaudidas ni valorizadas. ¡Estas son grandes en el corazón de Dios!

El Reino de Dios no son los destaques de nuestras redes sociales, el Reino de Dios es el servicio, la humildad, la donación y la dedicación. El Reino de Dios es quien sirve sin esperar nada a cambio, sirve por amor y, por amor, se pone a servicio del Reino y de la vida de los hermanos.

¡Dios te bendiga!

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