Que el Espíritu de Dios esté impulsando a ser buenos evangelizadores y a cuidar de los corazones

“El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz” (Lucas 10, 3-5).

Hoy, tenemos la gracia de celebrar el evangelista San Lucas. ¡Que bendición y que la ternura él significa para nuestra vida!

San Lucas, hombre de Dios, fue un médico movido por la gracia de Dios. Dedicó su profesión no solo para cuidar del cuerpo de las personas y de sus necesidades corporales; él dedicó su unión con Dios para cuidar del espíritu y del alma, de donde proviene la verdadera salud para todos nosotros.

El evangelista Son Lucas nos dejó el Evangelio, donde tiene el sello del Espíritu. Él fue movido por el Espíritu Santo y, en la intimidad con el Paráclito, él nos escribió no solo el Evangelio de Lucas, el cual conocemos, pero toda su obra que se extiende por los Hechos de los Apóstoles o los Hechos del Espíritu Santo.

Un hombre y una mujer que tengan el Espíritu, llevan la vida en el Espíritu en lo que hacen, escriben, hablan y realizan. Por eso, el Evangelio nos esta diciendo justamente eso en el día de hoy.

Somos enviados como ovejas para el medio de los lobos y necesitamos de la medicina divina, del cuidado divino, del espíritu divino en nosotros, en lo que hacemos y en el lo que realizamos. Para que, realmente, llevemos la gracia de Dios en lo que practicamos.

San Lucas nos enseña, en el día de hoy, que necesitamos ir para el medio del pueblo y no necesitamos temer aquellos que creen y los que no creen, no temer los que piensan diferentes de nosotros.

Llevemos el buen olor de Cristo; llevemos el Cristo en nosotros; llevemos el Cristo que irradia de nosotros; llevemos el Espíritu de la paz que transforma, reconcilia, hace nueva todas las cosas y transforma los corazones.

Que el Espíritu de Dios nos esté impulsando a ser buenos evangelizadores; que esté nos impulsando a cuidar de los corazones; y que comencemos por el nuestro, porque es donde el Espíritu renueva y hace nueva todas las cosas. Que, también, llevemos el buen olor de Cristo para el corazón de los hombres.

¡Dios te bendiga!