18 Mar 2021

El bien necesita ser practicado y testimoniado

“Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado” (Jn 5, 36).

El Padre envio su Hijo para mostrar las obras que Él realiza en nuestro medio. Jesús es el hombre de la Palabra, Él es la Palabra viva, y la Palabra de Él nos cura, nos restaura y nos da vida nueva. La Palabra de Jesús nos da la vida eterna, porque Él tiene la Palabra que salva, que liberta y transforma.

Las Palabras de Jesús son acompañadas por Sus obras. Nosotros muchas veces, tenemos palabras que se convierten vacías y fútiles, porque nuestras palabras no son acompañadas por nuestras obras.

“Las obras que hago dan testimonio de mí”, dijo Jesús; y miramos para el Evangelio, la Buenas Nueva de Jesús, y en él encontramos palabras que nos consuelan, transforman y nos revigoran, pero encontramos también las obras de Él.

Es Jesús quien hace el bien día y noche, y el bien que Él realiza es libertar las personas del poder del mal, es no permitir que el maligno tome cuenta del corazón de las personas, es quitarla del poder de la muerte y de satanás. El bien que Él realiza es cuidar de los enfermos, de los pobres y de los hambrientos. El bien que Él realiza es mostrar que el camino de la vida es salir de sí, morir para si mismo, para poder cuidar del otro. ¡Jesús hace el bien y hace bien todas las cosas!

Si Jesús hacia el bien, necesitamos también hacerlo

No podemos solo querer hablar bien y querer convencer las personas por lo que hablamos, porque si no nuestras palabras se convierten en verdaderas falacias o palabras engañosas y mentirosas, que son contra testimonio para nosotros mismos.

Necesitamos ser hombres de palabras y de obras, necesitamos ser personas de palabras y de testimonio, necesitamos testimoniar la Palabra de Dios que esta en nosotros. Y si Jesús hacia el bien, necesitamos también hacer el bien.

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No podemos quedar cerrados en nuestro “mundo” murmurando de la vida, amargándonos, quedando triste con las cosas, y no practicar el bien.

El bien es para ser practicado y testimoniado. El Evangelio es para ser vivenciado. Y necesitamos, todos los días, dar testimonio de perdón, de misericordia, de reconciliación; necesitamos testimoniar que el Dios que esta en nosotros es vivo, porque nos trae vida, y vivenciamos la vida de Él que esta en nosotros.

¡Dios te bendiga!

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