Quien es digno de un amor único y sublime tendrá ese amor. Lo que no puede haber, en nuestro corazón, es espacio para el odio
“Si alguien piensa que está en la luz mientras odia a su hermano, está aún en las tinieblas. El que ama a su hermano permanece en la luz y no hay en él causas de tropiezo” (1 Jn 2, 9).
Amor y odio son dos sentimientos totalmente opuestas, pero que, muchas veces, ocupan el mismo espacio dentro del corazón de cada uno de nosotros. Podemos mirar nuestra propria historia en la vida de muchos, situaciones en que la persona juro amor eterno, pero, después, aquel amor te invirtió en diferencia, decepción, tristeza y odio.
¡Cuantos están haciendo del odio su razón de vivir! Es verdad que pasamos por situaciones que nos hacen daño, oprimen y decepcionan, pero es necesario entender que el amor necesita siempre vencer. El amor vence el odio, supera las decepciones y derrota las tristezas.
Existe una lógica para vivir el amor: sí yo he dado un gran amor por alguien y aquella persona me decepcionó, no puedo dejar de amar. Voy amarla de forma diferente, porque el amor que tuve por ella no fue el amor vivido o, de hecho, celebrado como debería ser. El amor se revisa, pero jamás se pierde. Yo puedo tener un amor tierno por una persona, amor philos, amor amistad, pero si ese amor no es correspondido, es decepcionado, triste, hacen daño, y se pierde, yo invertir, en la gracia de Dios, la orden. El único amor que no puede faltar es el amor de caridad, ese amor es para todos, incluso con aquellos que nos hicieron daño y decepcionaran.
¿Tu crees que el amor que Jesús tuvo por su Madre, por el apóstol Juan, por los que eran más cercano de Él era el mismo amor que Él tuvo por sus verdugos? Él amo a todos con el amor caridad, que es el amor de Dios, es el amor que nos ayuda a suportar y enfrentar, incluso, las situaciones de odio que, muchas veces, invaden nuestro corazón.
Quien es digno de un amor especial tendrá ese amor. Quien es digno de un amor único y sublime tendrá ese amor. Lo que no puede haber, en nuestro corazón, es espacio para el odio. Aún que aquella persona merezca el peor de nosotros, quitemos el peor que esta en nosotros, porque no merecemos tener nada de peor en nosotros. Lo que tenemos es lo mejor de Dios, y el mejor de Dios en nosotros es el amor de Él presente en nuestros corazones. Por eso, amemos, porque quien ama no va caer, no va correr el riesgo de tener su vida perdida por las caídas humanas.
Transformemos lo que en nosotros esta triste y hacen daño en el amor sublime que es de Dios, amemos en proporción que cada uno merece nuestro amor, pero jamás dejemos de amar.
¡Dios te bendiga!
