23 Jan 2023

No permita que la división toma cuenta de tu corazón

“Si una nación está con luchas internas, esa nación no podrá mantenerse en pie. Y si una familia está con divisiones internas, esa familia no podrá subsistir” (Marcos 3,24-25).

Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:

Mis hermanos y mis hermanas, ayer reflexionamos sobre la constitución de la familia de Jesús, del Reino de Jesús. ¿Ustedes se recuerdan? Jesús llamó Sus discípulos, llamo las parejas de hermanos para constituir la nueva familia de Dios, el Reino de Dios.

Hoy, Él hace una advertencia sobre el peligro de la división al interno de Su Iglesia, de las familias y de nuestras comunidades. Ayer, he terminado la homilía diciendo, justamente esta realidad: el peligro que ronda nuestras comunidades y nuestras familias de este mal de la división.

Mira, hasta el demonio sabe que él no se puede dividir. El padre ha leído solo una pasaje, pero el contexto es aquella acusación que Jesús sufrió de actuar en nombre de Belzebu, el principe de los demonios. Entonces, Jesús habla sobre esta realidad, que un reino dividido no se mantiene, ua familia dividida no se mantiene, y nosotros vemos que hasta el demonio sabe que él no puede dividirse, del contrario, él estaría perdido.

Abramos nuestros ojos para ver cuales son las señales de división

Ustedes se recuerdan de aquel episodio del poseido de los gerasenos, que nos habla: “¿Qué quieres con nosotros, Jesús de Nazaret?” (Marcos 1,24); de Magdalena que salieran siete demonios. Si hasta los demonios se unen para hacer el mal, no podemos dejar que la división devaste nuestros corazones.

Jesús se manifesto para destruir el divisor por excelência: el diablo. Su nombre significa eso: diabolus, aquel que divide. Todo que divide debe ser rechazado por nuestro corazón. Todas las realidades alrededor de su familia, de su trabajo, de su comunidad, que comienzan a “oler” división, tu necesita rechazar.

Como dijo, si incluso el demonio sabe que él necesita unirse para un objetivo, nosotros también necesitamos unirnos para destruir las obras de las tinieblas, necesitamos unirnos para destruir las obras del diablo que quieren, muchas veces, hacer con que padres estén lejanos del hijos, el esposo de su esposa, los hermanos de comunidad no se entienden, para que la obra de Dios no ocurre.

Abramos nuestros ojos para ver, en nosotros y en las estructuras que nos rodean, cuales son las señales de división. Y tu, personalmente, rechace todo lo que dentro de ti pueda señalar ese espíritu divisor.

Pidamos al Señor, hoy, esta gracia de constituir la familia de Jesús en la comunión, en el respeto, en el cuidado uno por los otros, en la oración mutua unos por los otros, para que el Reino de Cristo sea construido, para que la familia de Dios crezca cada vez más.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

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