04 Feb 2019

No dejemos que los espíritus impuros tomen cuenta de nosotros

Que Jesús nos libere de todos los espíritus impuros que rondan por los aires

“Cuando Jesús le preguntó: ¿Cómo te llamas?, contestó: «Me llamo Multitud, porque somos muchos. Y rogaban insistentemente a Jesús que no los echara de aquella región” (Mc 5, 9-10).

Quedamos asustados, sombrío, con el Evangelio de hoy. Porque, Jesús estaba saliendo de la barca y, cuando Él salió, quien fue al encuentro de Él era un hombre poseído por un espíritu impuro, y él había salido del cementerio.

Podemos pensar que un espíritu impuro es solo una impureza, igual cuando tenemos una impureza en el cuerpo y no cuidamos. Pero, en el Evangelio, aquel espíritu impuro estaba destruyendo la vida de aquel hombre. Ese espíritu impuro, incluso, por el nombre ya dijo lo que hace. Cuando Jesús pregunta: “¿Cuál tu nombre?”; él dijo: “Legión”, él parece ser un demonio solo, pero son muchos. Y, de varias formas, atormentaban la vida de aquel hombre.

Cuando el espíritu impuro entra en nosotros, el daño es grande. Porque, el espíritu impuro envade la mente, el pensamiento, el sentimiento, la voluntad. Él nos daña a poco a poco, hasta tomar cuenta de nosotros, porque él es así: todo sucia y ve maldad en todo.

Cuando el espíritu impuro esta en nosotros, e ya que la boca habla de lo que viene del corazón, entonces, el corazón, que esta lleno de impureza, ve todo y habla todo con la mirada de maldad. Solo ve el mal en los demás, esta siempre hablando mal de los demás, solo ve problemas en todo, solo existe maldad, cosas malas y tragedias en el mundo.

Cuando el Espíritu del Señor esta en nosotros, entonces, proclamamos Dios para el mundo terrible. Ahora, cuando el espíritu impuro, inmundo esta en nosotros, proclamamos cosas terribles para el mundo.

La forma del maligno entrar en nuestra vida, es convertirnos personas impuras y maliciosas. Personas que donde llegan, siembran la maldad en las situaciones y, cuando abren la boca, salen siempre cosas trágicas y terribles.

Y el espíritu impuro, que atormentaba la vida de aquel hombre, es peor, porque actúa en los pensamientos. Y nuestros pensamiento están también así, dispersas, atormentados, estamos llenos de devaneo dentro de nosotros. Estos pensamientos nos atormentan día y noche, quitan nuestra paz y nuestro sueño. Y, cuando pensamos en el otro, solo vemos cosas negativas, malignas, tanto del otro como de nuestra vida.

El espíritu impuro invade los corazones y crea tormentos, porque nos da malos sentimientos, nos llena de resentimientos y tristezas. Estos son los peores demonios para la vida humana, y ellos no querían salir de ella. Pero, Jesús no da espacio a los espíritus impuros, nosotros que nos apartamos de Él, porque nos acostumbramos a vivir con estos espíritus. Además, después que ellos destruyen nuestra vida, nosotros necesitamos del Maestro.

No dejemos que los espíritus impuros tomen cuenta de nosotros. Que ellos puedan ir para el lugar de ellos, donde es sucio e inmundo, pero que no venga a nosotros. Que Jesús nos libere de todos los espíritu impuros que rondan por los aires.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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