18 Jul 2019

La mansedumbre de Jesús sana nuestro corazón

“¡Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré! (Mt 11, 28).

La invitación de Jesús es para todos nosotros que nos encontramos tan cansados. ¡El fardo de la vida no ha sido liviano para nadie, y como nos cansa todas las situaciones con las cuales lidiamos a cada día de nuestra existencia!

Nuestra fatiga no es muy física, porque el cansancio físico nos robustece, eso quita nuestra energía. Para el atleta que corre, aquel que practica deportes, el trabajo físico y brazal hace bien, pero él necesita tener cuidado, porque cansa cuando hacemos mucho, y no sabe, especialmente, observar la necesidad del descanso, del reposo.

Existe la fatiga mental, existe la sobrecarga emocional, y todos nosotros estamos con mucha cargas emocional y excesivamente. Cuando las sobrecargas emocionales pesan sobre nosotros, ellas derrumban nuestro físico, nuestra estabilidad emociona, entonces, nos convertirnos intelectualmente cansados en la mente y en el raciocinio, porque nuestras emociones están abaladas.

Con la humildad y mansedumbre del corazón de Jesús, nuestro corazón es sanado de todas las fatigas emocionales

Jesús nos esta ofreciendo Su corazón, porque es el corazón que cuida y es donde reside nuestras emociones. Necesitamos de mucha salud emocional, y es Jesús quien esta dándonos y ofreciendo, es Jesús quien quiere cuidar de nuestro corazón, porque Él sabe lo mucho que estamos nos fatigando en todo aquello que estamos realizando, aquello que pasamos, las sobrecargas que tenemos, el peso de las responsabilidades, las decepciones, las tristezas y las frustraciones, la falta de éxito en eso y aquello, las sobrecargas que los demás ponen sobre nosotros, el exceso de confianza que tenemos en esta o aquella situación… ¡Después de todo eso, viene las decepciones; y como queda arrasado nuestro corazón, como queda sobrecargada nuestra mente!

Fácilmente, perdemos nuestro sueño, quedamos irritamos, peleamos con los demás. Todo eso es el resultado de la sobrecarga emocional tan inestable que viene sobre nosotros.

Jesús tiene un remedio, Él nos llama para ir hasta Él, porque necesitamos estar en Él, porque Él nos nos va dar el reposo y el descanso. Necesitamos, sin embargo, coger el juzgo de Jesús. Y el juzgo es, justamente, el peso de aquello que nosotros llevamos. El secreto de Jesús es aprender de Él. ¿Y lo que aprendemos de Él? Que Él es manso y humilde de corazón, y necesitamos aprender la humildad y la mansedumbre de corazón. El corazón violento, atribulado, fatigado, corazón que revida, pelea, que se entusiasma fácilmente, pero corazón que, emocionalmente, luego desiste de las cosas.

Necesitamos de la tempera de la mansedumbre, necesitamos de la humildad que pondera todas las cosas dentro de nosotros, para cortar los excesos que tenemos inflamados de orgullo, soberbia, de sentimientos de grandeza, porque con la humildad y mansedumbre del corazón de Jesús nuestro corazón es sanado de todas las fatigas emocionales que experimentamos a lo largo de esta vida.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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