28 Sep 2020

Ganemos el Reino de Dios por la grandeza de la humildad

“Entonces se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande” (Lc 9, 46

Mira que discusión no es novedad, incluso los discípulos de Jesús había discusiones y muchas veces, llegaban a ser discusiones agresivas, y, por veces, por cosas tan insignificantes, pero quien esta en el ojo del huracán, en el ojo de la discusión quiere creer siempre que tiene razón, lo que tiene que prevalecer siempre es tu opinión.

En realidad, la discusión de ellos es la misma nuestra de cada día. Si la discusión de ellos era siempre para saber quien es el mayor, la nuestra es para saber quien tiene razón, quien manda más, quien puede más, quien sabe más, quien es que prevalece. Entonces, estamos viendo las discusiones entre marido y mujer, la discusiones entre padres y hijos, entre amigos y enemigos, las discusiones ideológicas, políticas, las discusiones en las redes sociales, las discusiones religiosas, que son frutos de la soberbia humana para prevalecer la razón y quien sabe más.

Y muchas de las discusiones son tontas, porque las personas se agarra en autoridades para se sentir autoridad, dicen: “El Papa tal dijo…” “El Papa Pio XII escribió …..” “El siguiente padre dijo eso…” “El obispo dejo aquello….” “El científico dijo…”. Es decir, cuanto más personas nombra que tiene más autoridad, que sabe más, que es conocedor y dueño de la razón.

No pierdas el Reino de Dios por tamaña arrogancia, pero gane por la grandeza de la humildad

Viendo toda aquella discusión, la sabiduría del Maestro Jesús, que no discute y no pierde tiempo con estas trabas humanas, Él simplemente agarro un niño, levanto y dijo: “Quien recibe este niño en mi nombre, es a mí que esta recibiendo”. Para recibir el Reino de los Cielos necesita no solo recibir el niño, pero recibir quiere decir: asumir tener un corazón de niña.

Aquí, llamo la atención, primero, para cuidar de los niños con todo respeto y amor, pero, especialmente, captar de ellas la pureza. Porque, si nosotros discutimos y peleamos, es porque no somos más tan puros, pero, muchas veces, queremos hacer prevalecer nuestras soberbias y vanidades. Es necesario, primero, acoger el niño y el corazón de ella, porque aquel que entre vosotros es menor, ese que es el mayor para Dios.

Mira, el criterio de Dios no es el criterio del mundo. El criterio del mundo es quien sabe más, estudio más, conoció más, quien tiene más. Ya el Reino de Dios no, es quien es menor, más humilde, más sencillos, incluso el ignorante para Dios tiene más valor, tiene más prestigio (si lo que nos gusta es prestigio).

No es arrogancia y tampoco creer saber que nos hacen prevalecer en el corazón de Dios, pero aquella humildad discordante que nos hace bajar la cabeza para escuchar de verdad el Maestro Jesús y no perdemos tiempo en discusiones tontas, ignorantes y arrogantes.

No pierdas el Reino de Dios por tamaña arrogancia, pero gane por la grandeza de la humildad. ¡Los niños tiene mucho a enseñarnos!

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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