11 Feb 2021

La fe de nuestro corazón impresiona el señor

“Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos” (Mc 7, 28).

Las Palabras del Maestro Jesús siempre impresionan nuestro corazón, pero hay algo que impresiona a nosotros y al propio Jesús: es la fe del corazón, es la confianza, mismo cuando encontramos todas las barreras, dificultades o parezca imposible.

Miro para esta madre afligida, ella no va buscar nada para sí, además, es más difícil una madre que busca algo para sí. Las madres viven en función de sus hijos, y una madre como esa, toda afligida, porque tenía una hija tomada por un espíritu impuro, escuchó hablar de Jesús y comprendió que Él era la luz, la cura y la respuesta para situación de su hija.

Sé que nuestras madres no solo escucharon hablar de Jesús, sé que nuestras madres escuchan a Jesús, pero hablo a la madres: no dejen de escuchar Jesús, no dejen de implorar a Jesús, no dejen de traer para cerca de sus hijos, especialmente, para quitar los espíritus que están actuando, perdiendo y pervirtiendo nuestros hijos sin que, muchas veces, tomemos conciencia de esta acción.

Es para tener cuidado, coraje y fe, es para no dejarse perder y ser tomado por los espíritus impuros

Cuando la madre y el padre ponen el teléfono móvil en la mano de un hijo, hay que cuidar; cuando un hijo queda mucho tiempo delante de un ordenador, de una televisión … Cuando los hijos van para la escuela – disculpa, no es para hacer alarde y tensa – , y sí para cuidar, pues vivimos en un mundo llenos de impurezas.

Nunca hemos visto tantos adolescentes y niños con sentimientos de depresión; nunca vimos tantos adolescentes queriendo quitar la propia vida como en los tiempos en que vivimos, donde existe toda una acción del mal actuando en nuestro medio.

No es para tener miedo, pero es para tener cuidado, coraje y fe, es para no dejar perderse y ser tomado por estos espíritus impuros, pero una vez que ellos están allí, es necesario tener osadía que esta madre tuvo.

Jesús estaba cuidando, primero, de tu casa, que era la casa de Israel, y ella fue atrás de Jesús y dijo: “Jesús, es solo el Señor que puede hacer por mi hija”. Jesús se sorprendió, Él estaba hablando primero con tu casa, la casa de Israel: “No queda bien quitar el pan de los hijos para dar a los cachorros”, era la forma cariñosa que los judíos trataban a los paganos, aquellos que no hacían parte de su nación.

Que respuesta de fe: “Es verdad, Señor; pero los cachorros comen las migajas que caen de la mesa de los hijos. Yo quiero las migajas, pero cuida, por favor, pues mi hija necesita de ti”.

Nuestros hijos necesitan de Jesús más que de un teléfono móvil o ordenadores, más que eso o aquello. Por supuesto, necesitan de amor, de la presencia paterna, necesitan de alimento.. Pero ellos necesitan de Jesús.

Supliquemos la presencia de Jesús, como esta madre que fue aturdir el corazón del Maestro hasta que Él se vuelva y quite aquel demonio terrible que tomaba cuenta del corazón de su hija. Imploremos que Jesús quite de nuestros hijos todos los demonios, espíritus impuros y maldosos que, muchas veces, actúan en nuestras casas y familias.

¡Volvámonos para Jesús, porque solo Él es nuestro Salvador!

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.:La fe es luz para los sufrimientos
.:¿Qué es la fe?  

¡Dios te bendiga!

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