25 Jun 2022

Entrega todas sus realidades al corazón de María

“El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.” (Lucas 2,51).

Bueno, mis hermanos, ¿qué cosas son estas? El padre ha leído el desenlace del Evangelio de San Lucas, donde narra a perdida y el encuentro de Jesús en el templo. Aquel momento angustiante en la vida de María y de José que, seguramente, hablan a nuestro corazón; ese momento angustiante que sirve para nosotros de lección, que sirve para nosotros para que nuestro camino con Jesucristo sea siempre seguro y nosotros nunca percamos Jesús del centro.

Bueno, ayer, Corazón de Jesús; hoy, Inmaculado Corazón de María. Y es justamente en el corazón de María donde están todas estas cosas, todo que María vivía, hasta los momentos de drama, ella conservaba en tu corazón. María no descarta nada, porque María sabe que hasta las cosas más desencontradas, aparentemente, son preciosas, son materia-prima para una experiencia de Dios.

Tu también puede hace esta experiencia. Cuando tu también pasar por algún drama, alguna situación difícil, alguna realidad familiar, no descarte eso, transforme eso en una experiencia de crecimiento y de madurez.

Bueno, ellos perdieron Jesús por el camino, estaban las personas en aquella caravana de vuelta para nazareth y perdieron el Niño Jesús. Ese drama, como yo dije, puede ocurrir conmigo y contigo. A lo largo de nuestro camino, nosotros podemos también perder Jesús del centro, nosotros podemos dejar de mirar para Jesús. Y nosotros debemos entonces pensar: “Soy yo que debo seguir Jesús, no es Jesús que tiene que venis hasta mí”, “Soy yo que tengo que estar con los ojos fijos en Él, atentos en Él, a Su Palabra”, “Soy yo que necesito buscarlo constantemente. No puedo caminar sin Jesucristo”.

Recurramos al Inmaculado Corazón de María para que la voluntad de Dios se establezca en todas las realidades

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María y José, se ponen a buscarlo. Es una actitud que también habla a nuestro corazón, nosotros debemos hacer eso cuando ocurrir algunos dramas de nuestra vida. Buscar Jesús, poner Jesús en el centro de la situación, no desesperarse, pero traer Jesús para que Él participe con nosotros de nuestros dolores.

Aquí en el Evangelio, no esta demostrando María como una mujer posesiva, una madre posesiva, que aprieta Su Hijo. Por el contrario, aquí María es muy consciente de su amor materno, María es muy consciente de su responsabilidad para con Dios, ante Dios, por eso ella trae, en el corazón, aquella angustia, aquel aprieto en el corazón, porque María tiene consciencia del don precioso que fue puesto en las manos de ella.

Quisiera que todo padre y que toda madre tuviesen justamente esta consciencia de la preciosidad que es cuidar de un hijo, la preciosidad que es tener un hijo y traer una vida al mundo.

En esta cultura de descarte que tenemos por ahí, en esta cultura donde parece que tener hijo es una maldición, es un peso, es una gasto, nosotros necesitamos pedir al Espíritu Santo que suscite en el corazón de hombres y mujeres la capacidad y el deseo, justamente, de ser instrumentos en las manos de Dios y de educar nuestros niños para Dios, muy consciente de la vocación que recibiran ante del Señor.

Pidamos, hoy, la intercesión del Inmaculado Corazón de María para todos los padres y madres, por aquellos que quieren tener hijos, por aquellos que sueñan tener hijos, para ayudar también aquellas parejas que están en dificultad para embarazar. También hoy recorramos al Inmaculado Corazón de María para que la voluntad de Dios se establezca en todas estas realidades.

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

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