“En aquel tiempo, Jesús levanto los ojos para el cielo y rezó, diciendo: Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros”(Jn 17, 11b).
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Mis hermanos, estamos continuando al capitulo 17 del Evangelio de San Juan, donde Jesús hace sus discursos de despedida. Y, al despedirse de Sus discípulos, Jesús hace una oración para que ellos sigan — en el tiempo – , aquello que Él había comenzado. ¡Eso es muy importante!
Somos la continuación de la historia de salvación, la salvación que fue iniciada por Jesús, operada por Él. Por eso, hoy nosotros somos objetivo de la oración, debido una realidad muy importante. Cristo quiso, en Su misericordia y bondad, que nosotros fuéramos Sus seguidores. Entonces, esta oración es destinada a mi y a ti. Y Jesús la realiza, ahora, delante del Padre. Él pide por mi y por ti.
Aparecen cuatro elementos aquí, en nuestro texto: “Ojos para el cielo”, “diciendo: ‘Padre santo’”, “el pedido de guardar Sus discípulos” y “que todos sean un”.
“Ojos para el cielo”: Jesús tiene siempre un punto de referencia, Él sabe en cual puerta llamar, a quien recurrir, en quien confiar. La mirada de Jesús esta fijado en Su proveniencia, Él sabía que venía del Padre Su origen divina. Jesús reza como un hombre divino, hombre de Dios. Nuestra oración no es dar tiro para todo lado, pero nuestra oración necesita tener dirección. Y solo existe una dirección de nuestra oración: ojos para el Cielo. En Dios, nuestra oración necesita estar fijada en Él.
¡Como es bueno poder direccionar nuestra oración a alguien que puede acoger a todos con amor incondicional!
Después, ¿a quien que Él se ha guiado? Al Padre santo. Mira, basta haber dicho “Padre”, pero Jesús usa aún un atributo de Dios, propio de Dios, el “santo”, algo exclusivo de Dios, para mostrar que pide algo a alguien completamente diferente de todo las otras posibilidades.
Dios es único en nuestra vida. ¡Y como es bueno poder direccionar nuestra oración a alguien que puede acoger a todos con amor incondicional, con amor misericordioso! Porque Dios es santo. Entonces, Dios es totalmente diferente de todo lo que tu puedes recurrir.
Tu, tal vez, ya haya recurrido a las personas, a los médicos, a las situaciones de tu vida, y Dios es totalmente diferente de todo eso, porque Él es nuestro Padre. Y es Padre santo.
Después, Él pide para que Sus discípulos sean guardados. ¿Guardar bien? Guardar del maligno o del diablo. Jesús pide que Sus discípulos sean protegidos contra el mal de la división. Proteger las familias, proteger los consagrados, proteger los sacerdotes, a todos nosotros del mal de la división.
Y, por fin, que todos sean uno. La única oración de Jesús aquí es por la unidad. Una Iglesia que sea más fuerte es una Iglesia unida. La división es el peor testimonio que nosotros podemos dar para el mundo. Entonces, Jesús pide que nosotros seamos un solo corazón y una sola alma.
Vivamos esta oración de Jesús y alabamos al Señor por haber rezado delante del PAdre por todos nosotros. Y Él reza ahora, nuevamente, delante del Padre por todas nuestras necesidades, pero principalmente para que nosotros vivamos la comunión en Su amor.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!