28 Feb 2018

Debemos ser un cristiano y seguidor de los pasos de Jesús

La Iglesia necesita de personas con espíritu de servicio y donación

“Quien quiere hacerse grande, convertirse vuestro servidor; quien quiere ser el primero, sea vuestro siervo. Porque, el Hijo del Hombre no vino para ser servido, pero, para servir y dar su vida como rescate en favor de muchos” (Mt 20, 17-28).

A nosotros nos gusta los primeros lugares, de la exaltación, nos gusta que las personas nos sirva, pero, la lógica evangélica de quien es seguidor de nuestro Señor y Salvador Jesucristo no es servidor, ser exaltado, ser curtido, ser el más importante y siempre recordado, la lógica de quien sigue Jesucristo es la de seguir Sus pasos.

Jesucristo lavo los pies de Sus discípulos, cuidó de los enfermos, de los últimos, de los despreciados y de los humillados. Él puso a los pies de los hombres y descendió al polvo de la tierra, para de ella (mezclada su saliva) retirar la cura para muchas enfermedades y de la humanidad.

Si nosotros queremos salvar la humanidad no es engrandecenos, exaltando o elevándonos, porque la salvación esta en quien se baja, se humilla, la salvación esta en quien sabe bajar, servir, en que se pone a los pies de los demás.

La salvación no viene por cabeza. Es mucha cabeza pensando y mucha gente queriendo ser más que el otro. La salvación viene por los pies, después ella sube. Entonces, para salvar corazón y cabeza, es necesario bajar para servir y ponerse a servicio de los demás. Y, muchas veces, en nuestras comunidades lo que más faltan son seguidores – personas que tiene el espíritu de servicio y donación.

Tenemos que comenzar por nuestra propia casa, la obligación de cuidar de la casa no es de la madre, de la empleada y sea de quien sea. Creo una tremenda humillación y falta de consideración, tener alguien en nuestra casa, sea la madre es decir la persona que esta allá para hacer las laborales de casa, y muchos de nosotros no somos capaces de poner ni la vajilla que utilizo para lavar. La persona levanta de la cama y no es capaz de doblar su cubierta. Nadie tiene esclavo y ni empleado y las personas que nos “sirven” tiene que ser bien tratadas, amadas y cuidadas, y no quiere poner esta persona por debajo de nosotros.

No podemos servir el resto de comida para las personas, nadie tiene el derecho a resto; no podemos dar para las personas las cosas que no nos sirven más, eso es propio de gente que tiene nariz empinado, que se siente más importante que los demás. No podemos admitir que un hijo dentro de una casa, no sea capaz de coger su ropa y poner en la maquina para lavar. No podemos pensar que, en una casa, aunque trabajemos fuera, no podemos colaborar con el cuidado de nuestra propia casa.

Servir es actitud de quien sirve a Jesús. Servir no es en la Iglesia: hacer una lectura bonita, mostrar mi voz de cantor, o que, soy eso o aquello. Servir es, por encima de todo, tener actitud de humildad en todas las situaciones de vida. Humildad nos salva, porque el veneno del orgullo nos pierde y nos pierde mucho.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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