“Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna” (Jn 3, 16).
El hecho es el amor que Dios tiene por ese mundo, y cuando hablo “mundo”, no es ese mundo, no es el mundo de la mundanidad, pero es el mundo que Él hizo para nosotros. Sé que condenamos el mundo y las personas, muchas veces nosotros vivimos más de condenar que salvar.
No fue para condenar que Dios vino, y sí para salvar. Condenado va ser aquel en Él no creer y no aceptar la salvación de Él. Me permita decir que so no cabe a nosotros, lo que compite a nosotros es sernos salvos y salvarnos. Por eso, permitamos ser salvos por Dios.
Dios no quiere que vengamos a morir porque nuestro Dios no es el Dios de la muerte, nuestro Dios es el Dios de la vida. No podemos proclamar la muerte de nadie ni la nuestra, como si fuera algo de Dios. “La persona muere porque Dios quiso”. ¡No! Dios vino para que tengamos vida y Él envío Su Hijo para que el mundo sea salvo, para que el mundo tenga vida eterna.
Yo sí, ocurren los accidentes, ocurren las enfermedades, pero ninguna enfermedad, ninguna tragedia y ningún desastre tiene la palabra final sobre aquel que cree en Jesús como Señor y Salvador.
Dejemos que la vida de Dios este en nosotros y tengamos la vida en nombre de Su Hijo Jesús
Puede ser que la muerte cause un dolor momentáneo, cause un impacto en nosotros, ningún de nosotros queríamos pasar por el sufrimiento que ella causa, por los impactos que ella trae, pero aquel que esta en Cristo no puede jamás perder esta esperanza, esta seguridad y esta convicción de todo aquel que esta en Cristo.
Dios nos da la vida eterna. Primero, porque Él nos ama. Dios amo mucho; y lo que Juan esta destacando mucho, quiere decir, de una forma tan grandiosa, de una forma tan sublime y única: Él nos dio Su Hijo. Entonces, quien tiene el Hijo tiene la vida, es por eso que tenemos que caminar con Dios en Su Hijo. Y Su Hijo esta aquí, esta en la Eucaristía, es Su Cuerpo y Su Sangre; esta en la Palabra, Él es la Palabra eterna de Dios y la Palabra esta a nuestro alcance.
Él esta en nuestro medio cuando nosotros amamos, cuando nos reunimos en Su nombre. Comulguemos la vida del Hijo para que tengamos la vida. Y, si en algún lugar, la muerte, en sus varios aspectos, está hablando más alto, es porque no estamos nos volviendo para Él que es la Vida.
Dejemos que la vida de Dios este en nosotros y tengamos la vida en nombre de Su Hijo Jesús Nuestro Señor y Salvador.
¡Dios te bendiga!
