05 Jan 2018

Dejemos Jesús cuidar de nuestras debilidades

Jesús trae fortaleza para nuestras debilidades, Él trae luz para las tinieblas de nuestro corazón, para las inquietudes de nuestra alma

“Natanael le preguntó: ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?. Ven y verás, le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez” (Jn 1, 46-47).

Más hombres van al encuentro de Jesús. Así como, Jesús encontró Felipe, y dijo: “Sígueme”, y él comenzó a seguirlo; ahora es el propio Filipe que va al encuentro de Natanael para decir: “Natanael, encontramos Aquel de quien Moisés hablaba. Y Jesús de Nazaret, Él es el Mesías.

Mira la sinceridad y la verdad, que viene del corazón de Natanael: “¿Puedes ver alguna cosa buena de Nazaret?”. Podríamos reprender la pregunta de Natanael. ¿Cómo él hace una pregunta de esta forma? Pero, para encontrar Jesús en nuestra vida, necesitamos ser sinceros y auténticos. Muchas veces, no nos encontramos aún con Dios, porque nos escondemos debajo de nuestras mascaras, de nuestras fantasías; nos escodemos debajo de los retoques que damos en nosotros, y no vamos hasta Él con nuestra esencia, con nuestros cuestionamientos, dudas, anhelos y debilidades.

Queremos demostrar unos a otros que somos superhéroes, que somos buenos y llenos de la gracia de Dios. Y Dios ve, Él conoce nuestra debilidad. La pregunta de aquel hombre puede parecer una pregunta ofensiva, pero, fue una pregunta hecha en la verdad, en la caridad; una pregunta sincera.

Cuando Jesús ve a Natanael dice: “He aquí un verdadero israelita. Ahí esta un hombre sin falsedad”. Para ir al encuentro de Jesús, dejemos de lado las falsedades, las apariencias, eses engaños que engañan a nosotros mismos. En sinceridad, en verdad, con todo lo que somos, vamos al encuentro de Jesús, porque, Él quien tiene la fortaleza para nuestras debilidades, Él trae luz para las tinieblas de nuestro corazón, para las inquietudes de nuestra alma y de todo nuestro ser.

Vamos al encuentro de Jesús, de la forma que somos y como estamos. El Maestro nos acoge con nuestras debilidades, porque, Él quiere cuidar de nosotros.

Todos los que fueron al encuentro de Jesús, primero Juan, después André, después, como vimos en el Evangelio de hoy, Natanael, se encuentran con Él, y fueron cuidados por Él. Deja que Jesús también cuida de ti.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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