21 Feb 2021

Guiados por el Espíritu de Dios, venceremos las tentaciones mundanas

“En seguida el Espíritu lo empujó al desierto. Estuvo cuarenta días en el desierto y fue tentado por Satanás. Vivía entre los animales salvajes y los ángeles le servían“ (Mc 1,12-13).

La observancia cuaresmal que todos nosotros estamos viviendo, en este tiempo de gracia, es, con seguridad, para tener comunión con la vivencia cuaresmal del Maestro Jesús. Guiado por el Espíritu, Él fue llevado para el desierto. Necesitamos también ser guiados por el Espíritu para nuestro desierto interior.

Muchas veces, tenemos miedo del desierto, pero ese es un lugar de la purificación, lugar de la renovación, lugar para entrar en comunión con Dios y con nuestras realidades profundas, muchas veces, desconocidas por nosotros.

Desierto es el lugar del encuentro, es el lugar de encontrarnos con nuestras realidades más profundas, y por eso el desierto es el lugar de la tentación, donde vamos entrar para nuestro interior y percibir cuantos sentimientos y pensamientos acumulamos dentro de nosotros. Pensamientos tentadores y devaneo mentales. ¡Cuántos sentimientos guardados, sentimientos negativos, cuantos rencores, cuantas tristezas, cuantas maldades quedaran muertos dentro de nosotros!

Necesitamos también ser guiados por el Espíritu para nuestro desierto interior

El desierto como el lugar de la tentación es, por encima de todo, el lugar de la purificación, porque, muchas veces, miramos la tentación como si fuera la perdición. ¡No! La tentación es el momento de fortificación del alma y del espíritu, la tentación es el momento de repeler el mal que esta dentro y alrededor de nosotros.

Necesitamos resistir a la tentación, y la forma de resistir a ella es sernos fortalecidos por el Espíritu y por la gracia de Dios. Jesús venció a las tentaciones de este mundo siendo guiado por el espíritu mundano, siendo llevado por el espíritu de la mundanidad que esta presente en nosotros, en nuestros pensamientos y sentimientos. Mientras tengamos esta mentalidad de pensar como el mundo, de actuar como él, vamos morir en las tentaciones y conformarnos con ellas en nuestra vida.

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La mentalidad mundana del egoísmo, del individualismo; la mentalidad mundana del placer por el placer; la mentalidad mundana del consumismo y de la vanidad; la mentalidad mundana de la ganancia; la mentalidad mundana que nos lleva a poner el “dios dinero”, el “dios placer” y el “dios poder” por encima del Dios único y verdadero, que es Aquel que nos creó.

Necesitamos ir para el desierto, a fin de purificarnos de esta mentalidad que nos hace matar este tiempo que estamos viviendo, porque una vez Jesús fortalecido en el Espíritu, Él salió para predicar, salió para anunciar que el Reino de Dios estaba cerca, y necesitamos convertirnos a Él. Que, al vencer las tentaciones con la gracia y el poder del Espíritu Santo, podamos convertirnos, a cada día, para el Evangelio de Jesús.

¡Dios te bendiga!

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