“Por eso, si tu ojo derecho te está haciendo caer, sácatelo y tíralo lejos; porque más te conviene perder una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno” (Mt 5, 29)

La lenguaje de Jesús, hoy, puede parecer muy dura para nosotros, pero, al contrario, es reconfortante. La Palabra de Dios es dirección para nosotros.

Hoy, miramos la situación de nuestras enfermedades en el tiempo en que estamos. Muchas veces, una persona tiene una parte de su cuerpo can cáncer, y necesita quitar aquella parte para que el cuerpo todo no sea contaminado con aquel cáncer, para que no se esparce por todo el organismo. Sabemos la consecuencia drástica que es para la salud de muchos de nosotros cuando el cáncer esta avanzado.

Del misma forma, es lo que Jesús esta diciendo con el cáncer del pecado, que, muchas veces, consideramos pequeño, pero no lo es. Si nuestro ojo esta se desviando, esta impuro, no es solo el ojo que queda impuro, pero todo el cuerpo, porque la mensaje va para todo el cuerpo.

Si es nuestra mano que esta nos llevando a coger lo que no nos pertenece, lo que no se debe, si nuestra mano esta nos convirtiendo agresivos, es todo nuestro ser que esta.

Es necesario buscar la pureza de todo el corazón para que nuestro ser viva en la pureza y en la verdad

Lo que Jesús esta diciendo es que necesitamos purificarnos por entero. Purificar la mente, la mirada, el pensar, el hablar, el actuar y el hacer para que todo nuestro cuerpo, para que todo nuestro ser, el hombre entero no este en el pecado.

Entonces, de hecho, es mejor corregir aquel miembro que esta en nosotros, que nos lleva a pecar que perder todo el cuerpo.

Si Jesús va pasar por cada uno de nuestros miembros, piensa, por ejemplo, en lo que la lengua hace. Alguien habla: “Yo no consigo quedar callado” ¡Consigue! Tienes que querer y usar la llamada “violencia evangélica”. ¿Qué es la violencia evangélica? Es la penitencia, es ser seguro en lo que sale de tu boca, ser seguro en lo que los ojos están buscando, ser seguro en lo que tus oídos están escuchando, porque de todos los lados podemos dejar el mal entrar en nuestro interior.

Lo que tu escuchas no queda solo en los oídos. ¡Bien que podría! Si dejamos los oídos abiertos, sabemos que va para todo el cuerpo, va para la mente y para el corazón. Y sabemos el estrago que producirán en nosotros muchas cosas que entraran por nuestro oídos. De la misma forma las cosas entran en nuestra mirada y así por delante.

Para vivir la pureza, nadie realiza adulterio solo porque quedo con otra persona. Solo ocurre cuando permitimos en la mirada, el el oír, en el hablar y así por delante, y eso vale para toda y cualquier situación de la vida. Por eso, es necesario buscar la pureza de todo corazón para que nuestro ser viva en la pureza y en la verdad.

¡Dios te bendiga!