“Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta” (Jn 16, 23b-24)

Tenemos un nombre para el cual debemos vivir, sentir alegría y honor de pertenecer: es el nombre de Jesús. Sé que las personas, en la sociedad, en el mundo, se dejan llevar por los nombres que son importantes, por los renombres que brillan y representan alguna cosa.

Algunas personas incluso quieren destacar su nombre, su apellido, principalmente si están conectado a la autoridad, a una persona famosa, una persona importante o así por delante. Pero los nombres pasan, y el único nombre que tiene poder y autoridad es el nombre de Jesús. El único nombre que salva, nos libera y cura es el nombre de Jesús. El nombre en que debemos alegrarnos de pertenecer es el nombre de Jesús.

Cuando fuimos bautizado, el nombre de Jesús fue añadido al nuestro, pasamos a ser cristianos, porque Él es el Cristo y nosotros somos Sus seguidores, por eso somos otros cristos, somos ungidos también.

La gracia y el Espíritu de Jesús esta´ne en nosotros, es con el Espíritu de Él que somos ungidos, y esta debe la alegría de nuestra vida y de nuestro corazón, esta debe ser nuestra razón de vivir. No es nada de radicalismo, pero es opción de vida.

En toda y cualquier situación, clamemos el nombre de Jesús, vivamos en la autoridad de Él

En mi habitación, donde trabajo, solo tiene una cosa que es importante: el nombre de Jesús, Jesús Crucificado, el Cristo predicado en la cruz. Es este nombre que sigo, ese nombre de la razón, significado y alegría para mi vida.

Hasta ahora, no pedimos nada en nombre de Jesús, pedimos en nuestro nombre, pedimos basado en nombre der personas que conocemos. Favores humanos se utilizan nombres humanos, pero necesitamos, en las cuestiones humanas, en las cuestiones todas de la vida, buscar el nombre de Jesús, la autoridad y el poder de Él.

Hasta ahora, no utilizamos el nombre de Jesús, no vivimos en nombre de Él, no clamamos al Padre en el nombre y en la autoridad que Jesús tiene. Por eso, hoy, te invito para nos reverenciar, amarnos, adorarnos, proclamarnos y exaltarnos el nombre de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

En toda y cualquier situación, clamemos el nombre de Jesús, vivamos en la autoridad de Él y dejemos que nuestra vida sea guiada por Él. En este nombre hay poder, autoridad, salvación, razón de vivir y alegría. Jesús, el Señor y Salvador. Jesús, mí alegría de ser.

¡Dios te bendiga!