17 Aug 2022

Busque amar a todos sin distinción

“El dueño contestó a uno de ellos: Amigo, yo no he sido injusto contigo. ¿No acordamos en un denario al día? Toma lo que te corresponde y márchate. Yo quiero dar al último lo mismo que a ti.” (Mateo 20,13-14).

Mis hermanos, Nuestro Señor nos cuenta esta parábola, cuenta esta historia, esta enseñanza a Sus discípulos, al pueblo de Dios, cuenta la historia de este jefe que salió para contratar y llamó una turma a las nueve, otra al medio día, otra a las tres de la tarde y, por ultimo, los de la cinco horas de la tarde; y él había combinado una moneda de plata, lo que equivale al trabajo de un día de un empleado, de un día.

Y el jefe comenzó a ajustar las cuentas con los últimos, con aquellos que llegaran a las cinco, a las tres, a las doce y a las nueve. Los últimos imaginaban que reciberian más. ¿Pòr qué? Bueno, si los últimos recibiran una moneda y trabajaran menos que nosotros, entonces significa que nosotros vamos recibir más. Pero el jefe refresco la memoria de ellos: “¿Mira, nosotros no combinamos una moneda de plata? ¿Tu estas enojado porque estoy siendo bueno? ¿Tu estas con envidia?”.

Mis hermanos, esta parábola tan significativa, tan bonita, es para decir que Nuestro Señor llama algunos más tempranos para su Reino, otros un poco más tarde, otros hasta en el final de la vida, pero todos reciben el mismo sueldo, todos reciben el mismo amor de Nuestro Señor. El amor de Dios para con todos es para con todos. Él no hace discriminación, Él ama a todos, él quiere bien a todos.

Cuidemos para no amar con distinción – y el peor: amar por interés

Los primeros pensaran que recibieron más, pero ellos estaban con envidia, porque aquel jefe estaba siendo bueno. El amor de Dios no privilegia nadie, Él ama a todos. ¿Él fue diferente en la forma de amar? ¡Sí! Pero él amó a todos, aquellos que llegaran primero y aquellos que llegaran por ultimo. Tal vez la forma de amor del Señor sea diferente, pero Él ama a todos. Así deberíamos hacer también nosotros, deberíamos amar a todos sin distinción: aquellos que son más cercanos a nosotros y aquellos que es también desconocidos.

Esta parábola nos enseña, mis hermanos, que el Señor trata bien a todos y ama a todos. Cuidemos, mis hermanos, para no amarnos solo aquellos que nos hacen bien, aquellos que son importantes, aquellos que son, se así yo puedo decir, de la misma clase social, de nuestro grupo, de aquel que piensa igual a nosotros.

Cuidamos para no amar con distinción – y el peor: amar por interés. Nosotros no debemos amar por interés. No sea una persona oportunista. Cuidemos para no amar solo aquellos que pueden favorecernos. ¡Oportunista! Amemos a todos. Vamos tratar bien a todos, respecto a todos, pero también exhortación a todos.

No vamos quedar, como nos acostumbramos decir aquí en Canção Nova, con respecto humano de no hablar con aquel que tiene que hablar alguna cosa, que tiene que exhortar, que tiene que llamar atención. Sea rico o sea pobre, exhortemos, amemos. Sea amigo o no, exhortemos. Amemos aquel amigo. No seamos oportunista con nuestro amor, pero tengamos un amor desinteresado, y que nuestro único interés sea ayudar el hermano, sea amar aquel hermano. No en el interés de ser beneficiado, pero el interés en salvar aquella alma, en salvar aquel hijo, aquella hija.

La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!


Padre Márcio Prado

Sacerdote da Comunidade Canção Nova.

Pai das Misericórdias

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