08 Apr 2022

Aprenda, con el Señor, a dialogar con los hermanos

“Los judíos tomaron piedras para apedrearlo. Entonces Jesús dijo: «Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?». Los judíos le respondieron: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios”.(Jn 10, 31-31).

Miren, mis hermanos y mis hermanas, estas personas cogieron piedras para apedrear en Jesús; escogen la violencia por falta de argumentos; por no querer vivir el dialogo con el Señor, con Jesús.

Reflexionando sobre esta Palabra, me ha venido muy fuerte sobre este termo: el “dialogo”. La palabra diálogo, del griego “dialogos”, es formada por dos partes: día y logos. dos; una separación; de un lado y de otro; aquí y allí; y “logos” significa la palabra, el discurso; es la charlas. Entonces, la palabra diálogo nos remete directamente a una intención de formar comunión; unidad. Una palabra que se opone al diálogo es la palabra “diabolos”, nos lleva a pensar en la separación; en la división. Entonces, el Evangelio de hoy nos trae esta realidad dura que Jesús enfrento: sus interlocutores no eligieron el dialogo; no eligieron la comunión.

Vivir en la Verdad, que es Cristo, es estar dispuesto a dialogar

Y, por eso, las piedras son presentadas para ser tiradas en Jesús. Y, realmente, las piedras, de un cierta forma, están asociadas a la violencia, pero existen otras formas de violencia, por causa de la falta de dialogo: la violencia verbal, por ejemplo; la violencia de las palabras que daña, que hieren, que disminuyen el otro, que van herir la “buena fama” de una persona.

Existen tambien la violencia del silencio, de la indiferencia, del fracaso del dialogo en familia, las tristezas, los resentimiento que son guardados a siete llaves por muchos años. Y estas personas que están con Jesús, en la narración del Evangelio de hoy, no quieren un dialogo, y eso habla directamente para nosotros que, muchas veces, elegimos estas formas de violencia para huir del dialogo; para huir de esta forma con el diferente.

Nosotros no somos los poseedores de la verdad, nosotros tenemos la Verdad, que es Cristo, pero no somos poseedores de la verdad mientras argumento, discusión. Estar en la Verdad es estar dispuesto a dialogar; vivir en la Verdad, que es Cristo, es estar dispuesto a dialogar. Y, muchas veces, va ser un dialogo dificil, va ser un martirio del dialogo, porque, cuando el dialogo parece ser inutil, nosotros, muchas veces, inmediatamente abandonamos la charla. Pero Jesús esta allí con sus interlocutores hasta el fin, para que ellos puedan abrir el corazón y entrar en la dinámica del Reino.

La Palabra de Dios, hoy, nos habla directamente de este elemento, que es importante en nuestra vida de comunidad, de iglesia, como también en nuestro ambiente familiar, de trabajo: el dialogo. Saber lidiar con el diferente, saber escuchar el otro, saber escuchar el otro antes de tejer un juicio, antes de hablar alguna cosa. Y esto es muy importante: no elegimos nunca la violencia, en ninguna forma, sea ella física, verbal; sea ella del silencio o de la indiferencia. Aprendamos con el Señor a entrar en dialogo con nuestros hermanos.

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

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