Nuestra voz necesita ser como la voz del Señor; la Palabra de Dios resuena y llega a los hombres
“Dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo Isaías profeta” (Jn 1, 23)
Vamos, hoy, al encuentro de Juan Bautista, que esta preparando los caminos del Señor. Necesitamos preparar los caminos del Señor, porque son por estos caminos que Él va pasar, que Él vendrá a nuestro encuentro y Lo llevaremos al encuentro de muchas personas.
Abrimos caminos para muchas cosas malas pasar y llegaren hasta nosotros. Necesitamos ser como Juan: “Voz” y preparados del camino, aquel que abre los caminos. Aquel dice así: “Cuando los caminos están llegando, el progreso esta a camino”, cuando nos abrimos para los caminos, Dios esta a camino, Él quien esta llegando”.
El primer camino que Dios pasa es el corazón de cada uno de nosotros, es el lugar de la pasaje, el lugar de donde Él viene, lugar en que vive y habita. Necesitamos preparar el ambiente. Me quedo mirando para todos los lugares en este tiempo, y los ambientes están siendo preparados: las luces están se ascendiendo, el brillo y muchas otras cosas muestran que es Navidad. Pero, en realidad, el camino no es ese. Tal vez hemos arreglado o estamos arreglando nuestra casa, estamos cambiando la pintura, los muebles, los adornos; estamos haciendo muchas cosas, lo que de costumbre, y cada uno hace conforme creer mejor. Sin embargo, ese no es el camino que nos abre el camino para el Señor.
El camino que abre a nosotros la pasaje para el Señor, es el camino cambiado y renovado. Lo que esta em el exterior necesita ser la expresión de lo que esta en nosotros. De nada vale muchas luces encendidas si el corazón esta apagado; de nada vale muchas luces brillando, si no brilla nuestra caridad, nuestros gestos, nuestras actitudes.
Nuestra voz debe ser la voz que muestra Dios para los demás. No podemos utilizar nuestra voz para ser instrumento del mal y ni para maldecir los demás, nuestra voz necesita ser como la voz del Señor, la Palabra de Dios resuena y llega a los hombres.
Vamos abrir los caminos, vamos abrir las puertas del corazón, de la casa, de la vida de cada uno de nosotros para que, las personas puedan encontrar el Mesías, como encontraran por medio de la predicación, de la vida y en el ejemplo de Juan.
¡Dios te bendiga!
