“Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación” (Lc 11, 30).
¿Jesús llama su generación de mala y perversa, y por que es una generación mala? es una generación que no ve el bien, que no ve la gracia, es una generación donde Él esta presente, pero Sus señales no son reconocidos, ni Sus milagros y prodigios, por encima de todo, el llamamiento para entrar en el Reino de Dios. Él trae el Reino de Dios para nuestro medio y nos apunta que el camino para entrar en él es la conversión y la penitencia.
Así como Jonas predico para los ninivitas, para que pudiera arrepentirse, convertirse e hiacer penitencia, y los ninivitas escucharon Jonas y se convirtieran, hicieron penitencia cambiaran de vida, necesitamos escuchar Jesús, y Él esta nos llamando a la conversión y a la penitencia, Él esta nos llamando a cambiar nuestro comportamiento, nuestra forma de actuar y de pensar en esta vida. Jesús esta nos llamando para una sincera conversión.
Todo los día es día de conversión, todo el momento es momento de rever el corazón, todos los días nosotros debemos vivir alguna penitencia
No esperemos señales, no esperemos llamamiento, no esperemos llegar el momento de nuestra muerte, porque va ser tarde. El momento de la conversión es ahora, el llamamiento de la Palabra de Dios que viene a nuestro encuentro es ahora.
¿Estamos haciendo el mal? dejemos de hacer el mal. ¿Estamos haciendo algo equivocado? dejemos de hacer lo que es equivocado. ¿Estamos viviendo excesos? Dejemos el exceso de lado. ¿Estamos acumulando bienes, eso o aquello? ¿tenemos mucho? Vamos repartir, porque todo los día es día de conversión, todo momento es momento de rever el corazón, todos los días nosotros debemos vivir alguna penitencia. Es una urgencia para que el corazón se ponga en la prontitud y en la vigilancia de la conversión.
No podemos perder la presencia de Dios en nuestro medio por no convertirnos, por acomodarnos. Así como Jonas fue una señal – él quedo tres días dentro de la ballena – , Jesús es para nosotros la seguridad definitiva, tres días en el seno de la muerte y Él resucito glorioso. No necesitamos de ninguna señal del Cielo, no necesitamos que Dios haga algún milagro, porque nuestra vida es una milagro, Su presencia en nuestro medio es el mayor de los milagros.
Si no nos convertimos por lo que vemos y escuchamos de Jesús; ¿con lo que vamos convertirnos? Por eso, necesitamos escuchar Jesús y dejar que Su Palabra nos convierta a cada día.
¡Dios te bendiga!
