16 Nov 2018

Vigilancia es estar con el corazón en Dios a todo momento

Si vivimos bien la vigilancia a Dios en todo lo que realizamos, la llegada al Reino de Dios no sera sorpresa para nadie

“Les aseguro que en ese noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada». De dos que estén en un campo, uno será llevado y el otro dejado” (Lc 17, 34-36).

Cuando escuchamos este Evangelio de Jesús que habla de los acontecimientos finales, de la sorpresa definitiva de la venida de Dios hacia nuestro medio, quedamos asustados porque sera de forma inesperada. En el momento en que menos esperamos, la manifestación definitiva de Dios estará en nuestro medio.

Si Dios no viene, nosotros vamos y nuestra ida para Él no va ser con el momento y tampoco día marcado. A veces, vivimos aquella vida improvisada, de cualquier forma, donde solo nosotros preparamos para una cosa en el momento en que viviremos.

Tenemos que estar preparados, tenemos que estar con nuestras “cuentas en día”, con nuestra vida en día. No tenemos que estar preparados para morir en 10 o 20 años. Yo quiero tener vida larga y quiero que tu, también, la tenga. Pero, nuestra vida es el hoy, el aquí y ahora bien vividos.

Tiene un remedio evangélico fundamental que se llama: vigilancia, es decir, cuidar de la vida a cada día y no improvisar a cada momento de la vida. Vigilancia es estar con el corazón en Dios a todo y cualquier momento. Algunos piensan: “Cuando voy a la Iglesia, pongo mi corazón en Dios”. Pero, no es así. Si estamos trabajando, corriendo, haciendo eso o aquello, no podemos entregar nuestro corazón para las practicas equivocadas, para los vicios, para los errores, para el pecado.

Tenemos que estar con nuestro corazón preparado todos los días. Por eso, el Evangelio dice que dos personas estaban en el mismo lugar, una estaba con el corazón en Dios y la otra no estaba. De nada vale, es aquella que esta con el corazón en Dios que va.

El marido y la persona duermen en la misma cama. Además, uno de ellos esta el corazón honesto, recto y en Dios; pero el otro puede no estar. Entonces, uno va ser tomado y el otro va ser dejado.

Tu estas con tu compañero de trabajo, tu hermano y de comunidad; pero estar juntos no quiere decir que los tiene el mismo corazón. Sin embargo, si estamos juntos con el otro, es importante que le ayudemos a tener un corazón en Dios y, aprendamos con él tener un corazón fiel a Dios. Es así que se vive a la espera del Señor. Es así que vivimos para prepararnos para ir al encuentro de Él.

Si vivimos bien, cada día de nuestra vida la vigilancia y fidelidad a Dios en todo lo que realizamos, la muerte, la llegada al Reino de Dios no va ser sorpresa para nadie.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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